Barricada

Francisco Aráuz Pineda, a un año de su atroz asesinato

El compañero Francisco Aráuz Pineda es recordado entre la militancia sandinista, porque siempre se sintió orgullo por sus fuertes convicciones con el FSLN y su lucha por restituir los derechos de las clases desposeídas.

Durante el fallido intento de golpe de Estado, grupos de delincuentes quisieron socavar Nicaragua en odio, destrucción y rencor, con actos terroristas que  cobraron la vida de militantes sandinistas.

El 16 de junio de 2018, hace un año, el militante sandinista, Francisco Aráuz Pineda, quien fue protagonista de la insurrección de los niños en Matagalpa en 1978 e hijo de la legendaria Amada Pineda, una de las mujeres del Cuá, profanada y torturada por la Guardia Nacional, fue asesinado y luego quemado en la vía pública por delincuentes que mantenían el terror en el sector de la Upoli y barrios aledaños en Managua.

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Ante este hecho, la vicepresidenta Rosario Murillo aseguró que «nunca habíamos visto en Nicaragua, prácticas que conocimos en otras culturas, que nos llenaban a todos de indignación por el irrespeto a la condición humana, práctica terroristas, que tienen la intención de intimidar, de golpear, de llenar de pánico a la población«.

Entrevista a Amada Pineda

Amada Pineda, el 28 de Agosto de 2018, brindó una entrevista a Visión Sandinista donde dijo que «la muerte de un hijo es un dolor más fuerte que un parto».

A continuación, compartimos extractos de la entrevista:

El dolor descrito por Amada como más terrible que el de un parto, la atrapó y sumió en un silencio. No hubo sollozos, no hubo gritos.

Se le formó un torozón en la garganta que le impedía hablar y respirar a esta mujer campesina de tez blanca, que en mayo de 1974 (44 años atrás) bajó de las montañas de Matagalpa, propiamente de El Carrizal, comarca cercana a Rancho Grande, denunció valientemente ante la sociedad con su frente en alto, la violación masiva que sufrió por soldados de una patrulla de la Guardia Nacional (G.N.), de la dictadura de Somoza.

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“Es un dolor horrible, espantoso… (la muerte de un hijo) que se siente, que no se olvida, que parte el alma”, enfatiza con aplomo y el mismo temple y coraje con el que enfrentó a la guardia somocista, cuya denuncia logró calar en la conciencia de muchachos, hombres, mujeres y todavía niños que escuchaban de boca en boca de la gente en las calles y mercados aquella desgarradora historia de los guardias violando repetidamente hasta el agotamiento a la campesina del Carrizal.

Fueron diez días y noches de repetidas violaciones y aberraciones acompañadas de golpes y torturas. Jamás lograron sacarle palabras de su boca. Amada fue capturada y conducida a una hacienda propiedad de un colaborador de la (G.N.). Buscaban a su esposo Bernardo Arauz, dirigente sindical campesino afiliado al entonces Partido Socialista.

Posteriormente se convirtió junto a su esposo en colaboradora de la guerrilla sandinista, y por su humilde rancho pasaron el comandante Carlos Fonseca y Pablo Úbeda, entre muchos a los que ofreció alojamiento y algún plato de comida en esos días aciagos de persecución y peligro.

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El vídeo del terror

No se ha atrevido a ver el vídeo de la macabra quema del cadáver de su hijo Francisco Ramón de 55 años y quien fue asesinado cuando, junto con varios trabajadores de la Alcaldía de Managua, se disponía la mañana del 16 de junio del presente año a quitar obstáculos de un tranque en una de las calles de la entrada a la Colonia 9 de junio en el Distrito 7 de la capital. Junto a Francisco fue asesinado también Antonio Fernández, a este último no lograron quemar su cuerpo.

Al primero de los hijos de Amada, Armengol Aráuz Pineda, de apenas 17 años, lo mató la guardia en 1979 en Matagalpa cuando luchaba al lado del Frente Sandinista en la insurrección que finalizó con el derrocamiento de la dictadura militar.

El fatídico día de la muerte del “Chele” Francisco, Amada se encontraba en sus habituales oficios caseros, vio entrar a
su hija Marbely con una leve sonrisa buscando un pantalón. No se atrevían a darle la dolorosa noticia. Hasta que al medio día no tuvieron alternativa que informársela. Ese fue el momento que no logró llorar ni emitir quejido alguno, solo sintió el dolor de madre.

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Amada relata que días después de esos acontecimientos solamente alcanzó a ver en el video cuando uno de los asesinos le rociaba la gasolina y le ponían algo en su mano a manera de “trofeo”, que los asesinos diabólicos y enloquecidos por el odio gritaban ¡se lo ganó” se lo ganó el hijueputa! En tanto continuaban con la macabra danza y los gritos de euforia como poseídos por espíritus malignos.

Los mismos sicarios asesinos contratados por dinero por la derecha que intentaron dar un “golpe suave” al Gobierno
del comandante Daniel Ortega subieron los videos del terror que ahora sirven de prueba de su crueldad e indolencia ante el dolor humano y de las familias de los fallecidos.

Amada Pineda, ahora con 75 años de edad viviendo en paz, tranquilidad y seguridad, nunca imaginó que experimentaría ese dolor tan grave al perder un hijo asesinado y quemado con gasolina, no comparado con el suplicio que tuvo que soportar con crueles torturas seguidas de violaciones.