Barricada

Carlos Fonseca, síntesis de Hombre y Pueblo 

“Carlos no fue un hombre del ayer.  Es un hombre de hoy y del futuro.  Carlos no fue un hombre de Nicaragua.  Fue un hombre de América Latina[…] Carlos fue un hombre de su pueblo y fue siempre un hombre de su época.  Fue un hombre que siempre supo hacernos compartir, aún en los momentos más difíciles, su fe inquebrantable en el triunfo.  De él aprendimos que todo revolucionario debe ser profundamente humano”.Comandante Tomás Borge Martínez

El diario Barricada publicó, en el año de 1986, una edición especial en saludo al XXV Aniversario de la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional y del X Aniversario de la heroica caída en combate del Comandante Carlos Fonseca Amador.   En esa edición, se publicó un artículo del Comandante de la Revolución Tomás Borge Martínez, en el que analiza el pensamiento llevado a la acción, la tenacidad y el optimismo del Comandante Carlos Fonseca Amador, forjador del proceso revolucionario y uno de los principales fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).   

Este 23 de junio, en ocasión del 86 aniversario del natalicio del Comandante Carlos Fonseca, Barricada se suma al homenaje colectivo al Tayacán de la Revolución Popular Sandinista, reproduciendo el brillante escrito del Comandante Borge, extraordinariamente vigente.

Carlos Fonseca, Síntesis de Hombre y Pueblo

Por: Comandante Tomás Borge Martínez

No podemos hablar de Carlos Fonseca, en abstracto.  Tenemos que referirnos a la época en que le tocó ser forjador de un proceso revolucionario y el principal fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional.  Pero Carlos no fue un hombre del ayer.  Es un hombre de hoy y del futuro.  Carlos no fue un hombre de Nicaragua.  Fue un hombre de América Latina.  Fue un hombre con dimensiones mundiales.

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El Frente Sandinista de Liberación Nacional, fundado por Carlos, abrió las ventanas cerradas de la patria e hizo que Nicaragua volara por el mundo como inmensa paloma mensajera, Carlos, por lo tanto, es el forjador no sólo del Frente Sandinista sino de la nueva Nicaragua, es decir, es el forjador del Frente Sandinista y por lo tanto de la nueva Nicaragua.

Para ubicar en su verdadera dimensión histórica al optimismo revolucionario de Carlos, es preciso recordar que en aquel instante histórico los movimientos armados en América Latina, han caído en un fracaso casi total y recorre nuestro subcontinente en escalofrío de terror y una gran decepción revolucionaria; es en este mismo momento, que Carlos Fonseca habla de iniciativa estratégica, reitera la justeza de la lucha armada, habla de la vigencia de la revolución y crea las condiciones concretas para un enfrentamiento frontal con la dictadura.  La acción del 27 de diciembre de 1974, confirmó que las concepciones de Carlos Fonseca tenían una base real.

Carlos advirtió la necesidad de dar respuestas nuevas a las nuevas situaciones creadas.   Estimuló la discusión colectiva y la necesidad de mantener la unidad del movimiento sandinista.  Carlos decía sobre el particular: “El principio de no subestimar a nadie es una regla de oro en el logro de la más completa unidad”.  Fue muy importante para Carlos no subestimar sino, por el contrario, apreciar en más alto grado los símbolos de la Revolución.  Tal vez desde entonces fue que Carlos sentó las bases de una dirección colectiva…

Carlos fue un autocrítico.  Analizó persistentemente nuestras deficiencias.  Se refirió muchas veces al problema de los cuadros.  Señaló en su momento como no habíamos superado la tendencia a convertirnos únicamente en una agrupación de conspiradores y la necesidad de formar a los cuadros para que rebasaran la frontera de la conspiración, sin dejar de ser conspiradores en el terreno del trabajo de masas, trabajo que muchas veces según lo señalaba Carlos exigentemente, tendíamos a subestimar; insistió mucho en la necesidad de tener un conocimiento concreto de los problemas populares, pero en medio del señalamiento que hacía de las fallas, Carlos detectaba igualmente aspectos positivos del proceso.  Era implacable y fraterno en el señalamiento de la crítica individual y de las fallas organizativas, pero era al mismo tiempo, un gran detector de virtudes individuales y sabía calibrar los logros del proceso revolucionario.

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Carlos Fonseca siempre tuvo en alta estima a los compañeros que de una u otra forma destacaron en el proceso revolucionario, sobre los cuales, dicho sea de paso, nunca dejó de ejercer una crítica saludable, constructiva y enérgica.

Carlos fue un hombre de su pueblo y fue siempre un hombre de su época.  Fue un hombre que siempre supo hacernos compartir, aún en los momentos más difíciles, su fe inquebrantable en el triunfo.  De él aprendimos que todo revolucionario debe ser profundamente humano, él fue el ejemplo de la entrega total, sin condiciones a la causa del pueblo, a la causa de la Revolución.  A lo largo de su vida, Carlos demostró que los principios revolucionarios no se venden jamás.

Investigación documental: Manuel Lucero y Ana Carmen Martínez

Levantado de texto e introducción: Manuel Lucero