“Nosotros no podemosdarnos el lujo de perder la memoria histórica. La causa popular tiene raíces, protagonistas, versiones legítimas y hasta intento de falsificaciones. Nosotros estamos obligados a tener memoria”.
Comandante Tomás Borge Martínez
Miembro fundador del FSLN y Comandante de la Revolución
En saludo al 92 Aniversario del natalicio del Comandante Tomás Borge, compartimos con los lectores de Barricada un extracto de un discurso, que pronuncióen ocasión de la Primera Sesión Extraordinaria del Congreso Sandinista “Viva Sandino”, que tuvo lugar en la Plaza Parque Augusto C. Sandino, Tiscapa, Managua, el 29 de febrero de 2008.
Las palabras del Comandante Tomás Borge son de extrema actualidad y parecen haber sido escritas para que cada militante la interiorice y las haga suyas el día de hoy, catorce años después.
Estamos inmersos en una coyuntura internacional, donde el imperio ha venido implementando e implementasofisticadas estrategias deguerra de quinta generación, en contra de los países que no se doblan, no se rinden, ni aceptan su injerencia. La manipulación de las mentes y la ofensiva de la maquinaria mediática occidental, nos alertó desde hace algunos años sobre la necesidad de prepararnos intensamente para la “batalla de las ideas”.
Hoy más que nunca debemos profundizar en la historia de Nicaragua y la historia del sandinismo a través de los documentos históricos, los testimonios y las experiencias que nos permitan ser militantes integralesy conscientes.
Hagamos nuestras las reflexiones del Comandante Tomás Borge: conozcamos nuestras raíces, rescatemos la memoria histórica y así sabremos luchar con mejor preparación en este nuevo, desafiante contexto.
En algún momento de mi vida de revolucionario estuve en una actividad
social más bien vinculada a la cultura. Al lado derecho se me sentó un
diputado y al lado izquierdo un maestro. A la hora de los discursos, el
legislador dijo: «Yo no soy sandinista», y el profesor, haciéndole
honor a su magisterio, dijo: «Yo soy sandinista». Entonces me pregunté
a mí mismo: ¿Qué significa no ser sandinista? Y me dije: No ser
sandinista es muy fácil. Basta con ser cobarde, mentiroso, rimador de
versos, malgeniado, extravagante, pro-yanqui, enemigo de los pobres, o
autollamarse disidente, o jactarse de «democrático»o regocijarse con
las caricaturas de los diarios, o llamarle a Fidel, señor Castro, o
salir fotografiado cuando se desgañitan llamando dictador a quien ha
sido electo decenas de veces presidente de su país en elecciones
cristalinas […]
Los derechistas son increíbles. Se quedaron roncos acusando de
criminales a los revolucionarios cubanos por el racionamiento, y ahora
acusan a los revolucionarios cubanos de criminales porque tienen la
intención de quitar el racionamiento.
Llamaban a Bush –antes de su estrepitoso descrédito– paladín de la
libertad, y a Fidel, a Hugo Chávez, a Evo, a Correa y a Daniel
enemigos de la libertad y, además, criminales, mientras sus héroes
norteamericanos trituran huesos, cortan arterias y aplastan a
centenares de hombres, mujeres y niños en Irak, Afganistán y otros
territorios del planeta, y torturan con increíble placer a los
prisioneros de Guantánamo.
Así ven el mundo los protagonistas de la derecha. Nosotros no podemos
darnos el lujo de perder la memoria histórica. La causa popular tiene
raíces, protagonistas, versiones legítimas y hasta intento de
falsificaciones. Nosotros estamos obligados a tener memoria.
La derecha tiene memoria de zancudo.En la historia universal nunca se
dio el caso de una revolución victoriosa por medio de las armas que
haya entregado el poder, otorgando a la historia de este continente la
más completa lección de democracia. Esta y las futuras generaciones
han recibido una herencia de incalculable valor.
¿Cuáles han sido las lecciones, las herencias de la oligarquía, de los
partidos históricos de la reacción? Fraudes descarados, dictaduras
sangrientas, gobiernos que borraron murales, quemaron museos de
alfabetización, en actos de salvajismo ideológico y culturales
multiplicaron el analfabetismo cuando la revolución sandinista lo
había reducido a límites admirados por el género humano, gobiernos
ladrones de recursos bancarios, asesinos de niños con el incremento de
la mortalidad infantil, gobiernos cobardes que intentaron perdonar el
castigo del más alto tribunal del mundo, que indemnizó a Nicaragua con
miles de millones.
¿Qué pasaría… qué diablos pasaría si no ha ganado las elecciones el
FSLN? ¿Alguien puede pensar en serio que la derecha hubiese emprendido
una campaña, a como lo ha hecho el FSLN, para eliminar el
analfabetismo?
Los ilustres idiotas de la derecha, además de autollamarse
democráticos –siendo expertos en fraudes electorales–, nos hablan de
la oscuridad sandinista.
¿Acaso ahora vivimos en la oscuridad? ¿Cuál es el partido de las
tinieblas? La oscuridad en calles y hogares se dio durante todos los
gobiernos de derecha, y antes del primer año ha sido eliminada por el
gobierno del FSLN.
Para cualquiera, con dos dedos de frente, debe hacerse evidente que el
FSLN es el partido de la luz.
Si ha ganado –¡cómo no ver eso, por Dios!– algún montetriste o algún
malrizado estaríamos soportando tinieblas, pidiendo limosnas en los
pasillos de la Casa Blanca, maltratando paisajes y rindiéndole honores
a la corrupción, a la frialdad y al mal gusto.
Ganó Daniel, ganó el FSLN, y hubo luz, pero no sólo la luz de los
faroles y de los bombillos, también la luz en la conciencia de los
revolucionarios y la luz de la esperanza en los corazones de las