Barricada

La juventud en la integración al FSLN

En el marco de la conmemoración del 43 aniversario de la fundación de la Juventud Sandinista 19 de Julio, compartimos con nuestros lectores, un artículo publicado en nuestra versión impresa.

A continuación, el texto íntegro:

En la historia de lucha de nuestro pueblo en contra – del imperialismo y las clases dominantes, la juventud -en distintas ocasiones- ha ocupado su lugar en la primera línea en la defensa de los más altos intereses nacionales.

El ejemplo patriótico y antiimperialista de Benjamín Zeledón, quien, a temprana edad, apenas sobrepasaba los 20 años, ya cargaba sobré sus hombros la responsabilidad histórica de defender la dignidad nacional.

No cabe duda que fue la referencia más inmediata para aquel «muchacho de Niquinohomo» que muchos años después habría de recordar el paso del héroe y su figura mancillada, y que en pleno compare antimperialista en las postrimerías de la década del 20, confesaría que la lucha del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional era la continuación de la de Benjamín Zeledón.

El genio integrador y organizador del General de Hombres Libres Augusto C. Sandino, que se expresa en el glorioso ejército de campesinos, artesanos, trabajadores de la ciudad, valoró el papel de la juventud campesina y trabajadora creando el primer destacamento juvenil del E.D.D.S.N. que defendía la soberanía y dignidad nacional: el Coro de Ángeles, a quien perteneciera desde sus primeros momentos el coronel Santos López, uno de los fundadores de nuestra Vanguardia histórica.

El Jefe de la Revolución, Comandante Carlos Fonseca, en los días iniciales de la década del 60, cuando se estaba gestando la integración del destacamento revolucionario de Vanguardia, reflexionaba sobre la responsabilidad histórica que en esos momentos le correspondía a la juventud, entonces planteaba que las exigencias del momento histórico demandaban estar a la altura de la generación de 1926, «la que en la historia de Nicaragua ha dado mejores demostraciones de combatividad y de allí fue que surgió Sandino y su glorioso Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, a la vez que definía periódicamente el surgimiento de esa generación: «Somos los descendientes de Sandino, los que estábamos muy niños o no habíamos nacido cuando vilmente lo asesinaron».

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A la vez que definía el papel que le correspondía desempeñar y las características que debía poseer:

«Nuestra generación presenta cualidades naturales para poder cumplir las exigencias de la lucha revolucionaria. Nuestra generación puede educarse en el espíritu revolucionario y lo puede asimilar con rapidez porque no posee los hábitos de las generaciones que nos preceden y que conservadurizan”.

En la continuación de la generación del 26, el comandante Fonseca encontraba «las cualidades naturales» que debía poseer la generación del 59, en la participación activa de la juventud en la organización de «un movimiento político nacional» que estuviese dirigido por una vanguardia que debía enfrentar, como el E.D.D.S.N. lo hizo, a las caducas «paralelas históricas«. De manera que un verdadero movimiento juvenil necesariamente debía vincularse con el pueblo y defender los intereses de éste, se trataba entonces de dar forma organizativa a una juventud, que recogiendo lo más alto y preciado del legado patriótico, fuera inconfundiblemente revolucionaria y capaz de asumir la responsabilidad histórica integrándose al destacamento revolucionario de Vanguardia.

Algunos de los antecedentes organizativos del F.S.L.N. se encuentran en el poderoso movimiento juvenil, que, aunque disperso en su expresión orgánica, surgió a nivel nacional entre 1959 y 1961, entre los que se encuentran Juventud Democrática Nicaragüense que se integró en marzo de 1959 y que representa “el primer esfuerzo de diversas capas de la juventud, estudiantes y de otras agrupaciones para independizarse políticamente y jugar su rol histórico». Esta organización juvenil contó en su dirección con la participación del comandante Fonseca y Silvio Mayorga, fundadores de nuestra Vanguardia.

En el exterior, en el mismo año de 1959, un núcleo de trabajadores y estudiantes nicaragüenses entre quienes se encontraban el Comandante Tomás Borge, organizan Juventud Revolucionaria Nicaragüense. Esta organización aportó una mayor experiencia a quienes participarían posteriormente en el seno del núcleo del destacamento de vanguardia al vincular su trabajo político con los grandes sectores de trabajadores nicaragüenses que sufrían la explotación en las bananeras yanques de Costa Rica. A esta organización se sumaron los comandantes Fonseca (después de la acción de El Chaparral) y Silvio Mayorga.

En el interior del país, hacia 1959-1960, se integró Juventud Patriótica Nicaragüense el más desarrollado movimiento juvenil que abarcó en su extensión, una buena parte del territorio nacional y que libró importantes luchas en las que tuvieron destacada participación: José Benito Escobar, Julio Buitrago, Rigoberto Cruz, Carlos Reyna, Selim Shible, Héroes y Mártires de la Revolución; y el Comandante Daniel Ortega.

Al desaparecer J.P.N., a comienzos de 1961, los elementos revolucionarios que integraban dicha organización, se estructuraron alrededor de Juventud Revolucionaria Nacionalista que posteriormente se fusionó en el Movimiento Nueva Nicaragua, con los compañeros que habían ingresado al país y que se encontraban dispersos en distintos países de nuestra América, y que sería la organización antecedente de lo que posteriormente se conoció como Frente Sandinista de Liberación Nacional.

A lo largo de esos años -1958-1961- la juventud nicaragüense entregó su sangre en la lucha popular contra la tiranía somocista, ya en las acciones de los diversos movimientos armados o en las calles de las ciudades del interior del país, o en las ergástulas del somocismo.

Manuel Baldizón, Enrique Morales Palacios y Marcelo Fernández se encuentran entre los caídos en El Chaparral; José Rubí, Erick Ramírez, Mauricio Martínez, Sergio Saldaña son asesinados en la sangrienta represión contra los estudiantes universitarios en León, la tarde del 23 de julio de 1959; Eduardo Medina, Héctor Zelaya, Enrique Arbizú, José Matey  y Tomás Palacios fueron los jóvenes que ofrendaron su sangre en El Dorado, durante las acciones armadas en febrero de 1960; Ajax Delgado y Julio Oscar Romero, son los jóvenes asesinados por la guardia somocista durante la represión contra J.P.N. en 1960.