Barricada

Recordando a Pablo Úbeda, el Cadejo de Las Segovias

“… Dicen los chapiollos que era brujo, medio curandero, iba de ranchito en ranchito, solo, sin casa, sin descanso […] y sobre todo […] les hablaba de la tierra, del futuro, de las manos callosas, de los monteros, de los muertos, de la guardia y los iba conquistando y los iba integrando”.

El 5 de enero 1941, nació en La Libertad, Chontales, el líder revolucionario Rigoberto Cruz Argüello, conocido históricamente como “Pablo Úbeda”, uno de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Hoy estaría cumpliendo 81 años y el Equipo de Barricada Historia, le trae su semblanza.

Rigoberto Cruz nació en el seno de un hogar humilde en La Libertad, Chontales un 5 de enero de 1941, su madre Manuela Argüello y su padre Absalón Cruz. Desde niño ayudó a sus padres, trabajando como aprendiz de zapatero, actividad que combinó con sus estudios de primaria, que concluyó en la Escuela José Canales Reyes en La Libertad.

Se integró en 1960 al movimiento de Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN), siendo este su primer contacto con las ideas revolucionarias, para posteriormente fundar Juventud Revolucionaria Nacionalista.

Un año después, 1961, integró el grupo de jóvenes revolucionarios que fundarían el Frente Sandinista de Liberación Nacional, junto al Coronel Santos López, Carlos Fonseca Amador, Silvio Mayorga, Faustino Ruiz, Jorge Navarro, Francisco Buitrago, José Benito Escobar, Tomás Borge, Germán Pomares Ordóñez.

Para el año 1962 recibió preparación político-militar en una escuela clandestina que fue detectada por la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), siendo capturado junto a otros compañeros. Se mantuvo firme en sus convicciones, aún estando preso y, una vez liberado, retomó sus actividades organizativas.

Se involucró activamente en la preparación de la jornada guerrillera de Raití y Bocay, la primera experiencia militar del FSLN. Estableció las bases entre el campesinado, para garantizar condiciones operativas y logísticas entre las zonas de Matagalpa, Jinotega y Zelaya. En mayo de 1963 viajó a Managua; esto le permitió reunirse con el Comandante Carlos Fonseca, Jorge Navarro y José Benito Escobar. Luego regresó nuevamente a cumplir misiones en las montañas de Zelaya.

El 23 de julio de 1963, inició la jornada guerrillera de Raití y Bocay, con la toma de Walaquistán, acción en la que participó Pablo Úbeda, con el apoyo de los colaboradores con los cuales había realizado previamente un trabajo político-ideológico . Se movilizó hacia la zona de La Bayas, donde siguió trabajando entre el campesinado.

En los años ochenta la Revista Muchachos presentó a sus lectores un retrato de Pablo Úbeda, que fue republicado en el diario Barricada, en su versión digital, para agosto de 2018:

“Si en el 63 ó 64 con un saquito lleno de remedios. Era un obrero de la construcción, fue fundador del FSLN. Eran los tiempos en que se necesitaba una buena dosis de locura histórica, para estar en el FSLN… Tanto nos amaron que fueron capaces de ver, en un rollito de 50 comunicados o en un tubo de tinta para mimeógrafo o en un garand que disparaba cuando le roncaba, un trocito de futuro, un trocito de victoria.

Estuvo en el Patuca y en la guerrilla de Raití y Bocay. Con esa hambre, con ese frío, con las sabandijas, los bocones y la lepra martirizándolos y la guardia persiguiéndolos y matándolos y nunca se rajaron y nunca perdieron la fe en la victoria y siempre esperaron contra toda esperanza”.

La Guardia Nacional por años buscó entre las Montañas de Matagalpa al legendario Pablo Úbeda, cometían el grave error de buscar al Guerrillero barbudo, vestido de verde olivo, con una mochila a la espalada y con un rifle de combate… nunca imaginaron que “Pablito” como le decían los campesinos, se paseaba enfrente de la Guardia, por todas las comarcas y caseríos como un campesino más.

Con una soga enrollada y colgada al hombro, con sombrero de paja doblado sucio y arrugado, con sus botas de hule y el pantalón por dentro de la bota, con un machete en la mano y con un saco de nylon donde cargaba algunos pocos medicamentos con los que bien en más de alguna ocasión se hizo pasar como el médico o como campesino.

Nunca dejó de vincularse con las familias de campesinos, realizó un trabajo incansable y muy valioso para el movimiento revolucionario. Comprendía las necesidades de las familias del campo, pues era parte de su origen, se ganaba la confianza, se involucraba en sus actividades diarias, además que: “… Dicen los chapiollos que era brujo, medio curandero, iba de ranchito en ranchito, solo, sin casa, sin descanso; iba dejando medicinas, iba a las fiestas a bailar con las chapiollitas, y era patero, y sobre todo entre Mejoral y Mejoral, entre Buscapina y Butiwas, entre Penicilina y Enteroamebak les hablaba de la tierra, del futuro, de las manos callosas, de los monteros, de los muertos, de la guardia y los iba conquistando y los iba integrando”.

Fue en este contexto, que la Dirección del Frente Sandinista le dio la responsabilidad de organizar el escenario para la lucha guerrillera en Pancasán, logrando reclutar, alrededor de treinta y cinco compañeros. Se dividieron las columnas, quedando Pablo Úbeda en el grupo de guerrilleros que estaban al mando de Silvio Mayorga, grupo detectado por la Guardia Nacional: fueron emboscados y asesinados cuando se movilizaban de Fila Grande hacia Pancasán.

El 27 de agosto de 1967, lo que se conoció como la Gesta Heroica de Pancasán, tuvo su origen en la pérdida de unos cartuchos de municiones que cargaban los guerrilleros que estaban Incursionando a la montaña y que sin saberlo los iban dejando como huellas en el camino. Estas municiones fueron encontradas por unos Jueces de Mestas que sin pensarla dos veces dieron aviso a la Guardia Nacional, que se lanzaron en busca de los Guerrilleros.

El Comandante en Jefe de la Revolución: Carlos Fonseca Amador, intento infructuosamente poner en conocimiento de este hecho al Comandante Silvio Mayorga que dirigía la Columna de Guerrilleros. Pero antes de poder llegar el aviso al Comandante Silvio Mayorga, la Genocida detectó a la Columna de Guerrilleros, los emboscó y aniquiló a casi a todos sus miembros.

El Legendario Pablo Úbeda, El Cadejo de las Segovia o “Pablito” como le decían los campesinos había caído víctima de esa emboscada. La Guardia nunca supo de su verdadera identidad y al final solo dijeron que había caído el Cadejo, como parte de un grupo de Guerrilleros en Pancasán.

Pablo Úbeda, lejos de ser comprador de chanchitos, médico o hasta Ministro de la Palabra, era la pieza clave que el naciente Frente Sandinista tenía en el Norte de nuestro País, para garantizar el trabajo político, las rutas de acceso y de colaboradores de los primeros Grupos Guerrilleros, la guía que mostraba donde estaban los jueces de mestas, los guardias, los soplones y por donde se tenía que comenzar la lucha de lo que ahora es nuestra organización, el FSLN.

Sus hazañas fueron contadas hasta por los Guardias que en algunas ocasiones llegaban a inventar que habían chocado con Pablo Úbeda en Waslala, cuando el mismo día otro grupo de Guardias lo había emboscado supuestamente en Rancho Grande, o en Terrabona y así cada uno se atribuía haberse enfrentado a Pablo Úbeda. Lo cierto es que esto lo decían porque tampoco no era nada raro que Pablo Úbeda, apareciera en diferentes lugares de una forma increíble casi en el mismo momento. Nunca la Guardia supo de su ubicación ni como hacía esto.

La Población y la Guardia le decía «El Cadejo de las Segovias», apodo que se ganó por el profundo conocimiento de las selvas segovianas y las montañas del Norte del país, con una capacidad impresionante de movilización y de efectividad para no ser detectado.

Su mayor mérito fue haber sabido llegar al Campesino. Los campesinos del Norte lo llegaron a querer tanto, que lo cuidaban, lo albergaban, le daban de comer y le servían de correos, de buzones, y de logística para las acciones guerrilleras.

“Murió encachimbado porque tenía los intestinos de fuera y le impedían disparar su 30-30 con comodidad…En la sonrisa de todos está la sonrisa de él, del que todavía esperan. Porque para ellos no ha muerto, a Pablo “El Curandero” se lo tragó la montaña, algún día volverá”.

Con Pablo Úbeda, en Pancasán, cayeron: Otto Casco estudiante de secundaria, Ernesto Fernando de Masaya, Óscar Armando Flores, Fausto García Trabajador, Silvio Mayorga, estudiante de Derecho UNAN León y fundador con Pablo Úbeda del F.S.L.N, Francisco Moreno, estudiante de secundaria de Managua, Carlos Reyna, alfabetizador, obrero de Managua, el doctor Óscar Danilo Rosales, medico-catedrático (capturado y torturado varios días hasta su muerte), Nicolás Sánchez y Carlos Tinoco, de Corinto Chinandega.

El eterno curandero revolucionario, que dio su vida por Nicaragua, luchando contra la dictadura militar somocista, es hoy un ejemplo de entrega a los principios revolucionarios y amor a la Patria. Dio su vida, como miles de combatientes, para que Nicaragua fuera libre, libertad que conquistamos el 19 de julio de 1979 con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista.

Como un homenaje a la gesta heroica de Pablo Úbeda, por sus conocimientos tácticos de la guerra de guerrilla y su agilidad para burlar a las fuerzas enemigas, en los años ochenta, el Ministerio del Interior a cargo del Comandante de la Revolución Tomás Borge Martínez fundó la unidad especial, conocida como «Tropas Pablo Úbeda», que fueron el terror para los criminales contrarrevolucionarios que incursionaban a Nicaragua desde Honduras.

Las Tropas Pablo Úbeda pusieron en práctica las habilidades militares, políticas y conspirativas para infiltrar y derrocar a los criminales contrarrevolucionarios.

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A Rigoberto Cruz, Pablo Úbeda, El Curandero, rendimos honor y gloria en su 81 natalicio.

¡Rigoberto Cruz Argüello! ¡Presente, Presente, Presente!

FUENTES:

Barricada

https://barricada.com.ni/rigoberto-cruz-pablo-ubeda-revolucionario-guerrillero-y-campesino-heroico/

Cuaderno Sandinista

https://cuadernosandinista.com/2020/01/06/rigoberto-cruz-arguello-el-legendario-pablo-ubeda/

Revista Los Muchachos (versión impresa, años ochenta)