Barricada

Antonio José de Sucre: rompiendo las cadenas impuestas por el colonizador

“El general Sucre es el padre de Ayacucho, el redentor de los hijos del Sol;

es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los Incas”

Simón Bolívar

Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, nació el 3 de febrero de 1795, hace 228 años, en Cumaná, Venezuela. 

Fue político, diplomático y estratega militar venezolano, prócer de la independencia de América del Sur. Desde muy joven, asumió la carrera militar con los más altos valores de ética y compromiso, luchando hasta el último de sus días por la libertad e independencia de los pueblos sudamericanos.

Te puede interesar: Sandino, Benjamín Zeledón nunca será olvidado

Formación e incorporación a la revolución independista

Hijo del militar Vicente Sucre y de Manuela de Alcalá, huérfano de madre a la temprana edad de siete años, hizo sus primeros estudios en la escuela de su tía María de Alcalá, y con maestros a domicilio.   Durante cinco años estudió en Caracas, en la Escuela de Ingenieros que dirigía el coronel Tomás Mires; estudio matemáticas, agrimensura, fortificación y artillería, lo que le fue de suma utilidad en la carrera militar.  Interrumpió los estudios cuando empezó la revolución independentista  en 1810.

Sucre se incorporó a las tropas del general Francisco Miranda, como teniente de ingenieros, y cuando el general Miranda, comandante del ejército republicano, se rindió ante el capitán de fragata Domingo de Monteverde, comandante de las tropas realistas, el  25 de julio de 1812, se exilió en Trinidad.   Regresó en 1813 y participó en las campañas militares de 1813 y 1814 con el general Santiago Mariño.

Por su liderazgo político y militar, el libertador Simón Bolívar le confirió el grado de Coronel y en 1819 el de General de Brigada, nombrándolo como jefe del Estado Mayor y posteriormente ministro interino de la Guerra.   En 1820, Sucre participó, como representante de Bolívar,  en las negociaciones con el capitán general Pablo Morillo para el armisticio y la regularización de la guerra.

Victoria en la batalla de Pichincha

En 1821, asumió la jefatura del Ejército del Sur de Colombia. Dirigió la batalla de Pichincha, en la que derrotó a los realistas el 24 de mayo de 1822, obligando al último presidente de la Real Audiencia de Quito, don Melchor de Aymerich, a suscribir la capitulación.   Este triunfo militar consumó la independencia del Ecuador.  Sucre fue ascendido a General de División y nombrado comandante del Departamento de Quito.

Victoria en la batalla de Junín

Para culminar la guerra de independencia de América del Sur, Bolívar envío a Lima al general Sucre, en septiembre de 1823.     Bolívar, con el apoyo de Sucre, organizó un gran ejército libertador, con soldados colombianos, chilenos, argentinos y peruanos, para librar las últimas batallas.  El 6 de agosto de 1824 fue derrotado el general José de Canterac, en Junín.

Victoria en la batalla de Ayacucho

La última batalla independentista tuvo lugar el 9 de diciembre de 1824 en Ayacucho.  El ejército libertador, bajo el mando del  general Sucre,  logró el triunfo sobre los realistas, que capitularon y reconocieron la independencia del Perú, abandonando todos los territorios que controlaban.  En el mismo campo de batalla, el general José de Canterac, suscribió el acta de rendición ante Sucre.

Primer presidente de Bolivia

Al fundarse la República de Bolívar, luego llamada Bolivia,  el Mariscal Sucre fue nombrado como su primer presidente, cargo que ejerció de 1825 a 1828, hasta que una rebelión en Chuquisaca, el 18 de abril de 1828,  lo llevó a la renuncia el 2 de agosto del mismo año, expresando en un mensaje al Congreso:

 “En el retiro de mi vida veré mis cicatrices, y nunca me arrepentiré de llevarlas, cuando me recuerden que, para formar a Bolivia, preferí el imperio de las leyes a ser el tirano o el verdugo que llevara una espada pendiente sobre la cabeza de los ciudadanos”.

Victoria en la batalla de Tarqui

Tras su renuncia, fue nombrado como presidente de Bolivia el General Andrés Santa Cruz (uno de sus principales adversarios) y regresó a Colombia a finales de 1928.   Cuando el ejército peruano comandado por el General Gamarra, intentó anexionarse el territorio de Bolivia, el gobierno de Bolívar encomendó al mariscal Sucre ponerse al frente del ejército colombiano para frenar la agresión, logrando la victoria en la batalla de Tarqui, el 27 de febrero de 1829.

Presidente del Congreso “Admirable”

Luego de reunirse en la ciudad de Quito con el Libertador Simón Bolívar, en busca de la conciliación nacional, viajó a Bogotá a principios de 1830 para participar en el Congreso “Admirable”, en representación de su provincia natal, Cumaná.   Por sus reconocidas dotes fue nombrado presidente del Congreso.   Al finalizar el Congreso, en mayo de 1930, emprendió el regreso a Quito, para reencontrarse con su esposa, doña Mariana Carcelén y Larrea, marquesa de Solanda, y su hija Teresa.  Lo acompañaban el diputado Andrés García Tellez, el sargento Lorenzo Caicedo, su asistente, Francisco, sirviente de García, y dos arrieros.  Después de pasar por Popayán, la comitiva salió por La Venta.  

Muerte del Gran Mariscal de Ayacucho

El trágico día del 4 de junio de 1930, cuando pasaban por las montañas de Berruecos, en los alrededores de Pasto, desde las espesuras del Monter dispararon al Mariscal Antonio José de Sucre, herido de muerte con dos balas en la cabeza y otro en el pecho.  Tenía solamente 35 años de edad.   El Libertador Simón Bolívar, al tener noticia del asesinato de su compañero más leal, exclamó:

“¡Se ha derramado, Dios excelso, la sangre del inocente Abel!, la bala cruel que le hirió el corazón, mató a Colombia y me quitó la vida a mi”.

Desde el año 1900, los restos mortales del Gran Mariscal Antonio José de Sucre, vencedor en las batallas de Ayacucho, Pichincha y Tarqui, primer presidente de Bolivia, el compañero más cercano al Libertador Bolívar,  descansan en la Catedral Metropolitana de Quito, en una urna elaborada con roca del Pichincha.  El acto solemne del traslado fue presidido por Don Eloy Alfaro, presidente de la República.