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Augusto C. Sandino: el nicaragüense que reivindicó nuestras raíces originarias

Para los nicaragüenses que militamos dentro del Frente Sandinista de Liberación Nacional, es muy fácil hablar de nacionalismo y vincularlo indiscutiblemente al antiimperialismo, expresado claramente en los ideales por los que luchó el General Augusto C. Sandino, en contra de la potencia avasalladora de Estados Unidos con miras neocolonialistas.

La esencia del pensamiento autóctono nacionalista y sobre todo antiimperialista de Sandino tiene como fundamento la apropiación de su identidad nacional como mestizo originario, reconociéndose a sí mismo como indohispano, ligado a la tierra, lo cual menciona en la mayoría de sus escritos; indohispano, cuya raíz originaria  se identificaba con las masas populares oprimidas y subyugadas históricamente, así como sus predecesores, los diferentes grupos originarios que a partir de la colonia europea en nuestra América fueron sometidos, por lo tanto deberían ser redimidas y liberadas para volver a ser hombres libres, como siempre lo habían sido desde un principio en sus propias tierras.

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Nuestra cosmovisión originaria, así como nuestra naturaleza cultural ha significado un ejemplo de lucha y resistencia de más de 500 años, esa bandera es recogida por la entereza de un hombre visionario, que experimentó en carne propia los resultados de vivir en una tierra ocupada, viendo como imperios de otras culturas decidían sobre sus recursos naturales, su política, su economía, su geografía y su gente.

Sandino,  con su puño y letra reafirma el orgullo de sus raíces originarias en su manifiesto político desde el Mineral de San Albino, Nueva Segovia, Nicaragua, documento, que hiciera público el 01 de julio de 1927. Afirmando: Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, más que cualquiera, la sangre india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero.”

Siempre en el mismo escrito destaca: “El vínculo de nacionalidad me da derecho asumir la responsabilidad de mis actos en las cuestiones de Nicaragua y, por ende, de la América Central y de todo el Continente de nuestra habla, sin importarme que los pesimistas y los cobardes me den el título que a su calidad de eunucos más les acomode.

Soy trabajador de la ciudad, artesano como se dice en este país, pero mi ideal campea en un amplio horizonte de internacionalismo, en el derecho de ser libre y de exigir justicia, aunque para alcanzar ese estado de perfección sea necesario derramar la propia y la ajena sangre. Que soy plebeyo dirán los oligarcas o sean las ocas del cenagal.

No importa: mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y el nervio de la raza, los que hemos vivido postergados y a merced de los desvergonzados sicarios que ayudaron a incubar el delito de alta traición: los conservadores de Nicaragua que hirieron el corazón libre de la Patria y que nos perseguían encarnizadamente como si no fuéramos hijos de una misma nación.”

El General Sandino utiliza mucho el término de raza para referirse  a nuestras raíces, a nuestra cultura autóctona y siempre en el Manifiesto de 1927, cito textualmente: “Quiero convencer a los nicaragüenses fríos, a los centroamericanos indiferentes y a la raza indohispana, que en una estribación de la cordillera andina, hay un grupo de patriotas que sabrán luchar y morir como hombres, en lucha abierta, defendiendo el decoro nacional.

Nuestra joven patria, esa morena tropical, debe ser la que ostente en su cabeza el gorro frigio con el bellísimo lema que simboliza nuestra divisa Rojo y Negro y no la violada por aventureros morfinómanos yankees traídos por cuatro esperpentos que dicen haber nacido aquí en mi Patria.”

En el contexto en que se desarrolla la lucha de liberación de parte del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, la principal amenaza era el imperio estadounidense, el imperialismo yankee, que llevaba años desarrollando una política injerencista en los países de nuestra América. Cabe destacar que en todo momento el General Sandino sostuvo la misión de denunciar las pretensiones de los Estados Unidos, que además de tener intereses económicos mostraban pretensiones de querer imponer su hegemonía cultural.

Tomando en cuenta este aspecto, escribe el 4 de octubre 1928 una Carta abierta a los países México, Honduras, Argentina, Chile, Costa Rica, Venezuela, Ecuador, Perú, Paraguay, Bolivia, Brasil, El Salvador y Uruguay, que aunque amenazados todavía no habían perdido su soberanía:

“Los yankees, por un resto de pudor, quieren disfrazarse con el proyecto de contrucción de un canal interoceánico a través del territorio nicaragüense, lo que dará por resultado el aislamiento de las repúblicas indohispanas; los yankees que no desperdician oportunidad, se aprovecharán del alejamiento de nuestros pueblos para hacer realidad el sueño que en sus escuelas primarias inculcan a niños, esto es: que cuando toda la América Latina haya pasado a ser colonia anglosajona, el cielo de su bandera tendrá una sola estrella”.

Las pretensiones estadounidenses sobre América Latina, no se limitaban a la colonización geográfica y apropiación de los recursos naturales, sino que también abarcaban el aspecto de educación; con el pasar del tiempo, se pretenderá borrar la identidad autóctona en el imaginario colectivo con el avance de la globalización.

“Somos noventa millones de latinoamericanos y sólo debemos pensar en nuestra unificación y comprender que el imperialismo yankee es el más brutal enemigo que nos amenaza y el único que está propuesto a terminar por medio de la conquista con nuestro honor racial y con la libertad de nuestros pueblos.”  

Sandino, sostiene que para quitarnos la libertad como pueblos originarios primero procurarán quebrar nuestra identidad, porque sólo manteniendo nuestra propia identidad, sabremos defender nuestra libertad de manera consciente.

 Y con el avance de los años, Sandino no simplemente se limita a sus estrategias militares, sino que desarrolla un discurso alertador sobres las incesantes pretensiones colonialistas con miras a la posición geopolítica de Nicaragua a través de la colonización: “Hemos dicho varias veces que el imperialismo Norte- Americano considera necesaria la colonización de Nicaragua para construir un canal interoceánico por su territorio  y establecer una base naval en el Golfo de Fonseca, urgentes ambas obras al afianzamiento del poderío Norte- Americano.” (México, octubre 1929)

 “Nuestro ejército se cree en el imperioso deber de aclarar ante el mundo, que tiene a los pueblos de Latinoamérica como una unidad racial con vínculos indestructibles” (Veracruz, México 1929. Carta al congreso de Frankfurt)

En la entrevista que le hace en 1933 en Nueva Segovia, Ramón de Belausteguigoitia, Sandino refleja que lo ideal es la vida en comunidad, así como era el modo de vida de nuestros grupos originarios: “Que haya trabajo y actividad para todos. Yo soy partidario más bien que la tierra sea del Estado. En este caso particular de nuestra colonización en el Coco, me inclino por un régimen de cooperativas. Pero eso tendremos que irlo estudiando más despacio.”

La relación intrínseca entre el ser humano y la naturaleza, presente en nuestra cosmovisión originaria, es un remanente de la búsqueda de la sabiduría a partir del entorno natural, por lo que termino citando íntegramente la conversación del periodista español y el General Sandino:

Yo.- General, ¿le gusta a usted mucho la Naturaleza?
Sandino.- Sí.
Yo. -¿Más que la ciudad?

Sandino.- Sí; la Naturaleza inspira y da fuerzas. Todo en ella nos enseña. La ciudad nos desgasta y nos empequeñece. Pero el campo no para encerrarse egoístamente en él, sino para marchar a la ciudad y mejorarla.

La vista de las plantas, de los árboles; los pájaros, con sus costumbres, su vida… son una continua enseñanza.
La dicción clara y precisa del general, el sentido didáctico que da a sus explicaciones, hasta el corte de su mano, que se mueve incesantemente y que muestra unos dedos cortos y firmes, nos muestran en el general, no el hombre de fantasía, sino de un pensamiento inquieto y profundo en quien bulle el eterno deseo de saber. Y entonces le pregunto:
-¿Es cierto que desea usted hacer algunos estudios?
Sandino.- Sí; me interesa el estudio de la Naturaleza y de las relaciones más profundas de las cosas. Por eso me gusta la filosofía. Naturalmente que no me voy a poner ahora en plan de escolar.

 Pero saber, aprender, ¡eso siempre!

A 89 Años del acontecimiento histórico que lo inmortalizó,

¡Sandino Vive!

¡La Lucha Sigue!