Barricada

Carlos Martínez Rivas, poeta insurrecto

Un día como hoy, en 1998, pasó a otro plano de vida Carlos Martínez Rivas.

Nicaragua, tierra de poetas, se honra en tener ha Carlos Martínez Rivas, a uno de sus hijos dilectos.  Su enigmática creación, escultor de palabras precisas, en contra de las imposiciones modeladas, denso, con una profunda percepción de la vida humana.

Vino al mundo en el año de 1924 en el Puerto de Ocós, en Guatemala y abandonó su cuerpo físico el 16 de junio de 1988 en la ciudad de Managua, pero su alma nos sigue acompañando.  

Poeta, diplomático, desde joven empezó a moldear su poesía insurrecta imbuido del espíritu de Charles Pierre Baudelaire, Paul-Marie Rimbaud, Stépanhe Mallarmé, Tristan Corbiére, los geniales poetas malditos del siglo XIX.  

Poetas incomprendidos, creadores de una poesía siniestramente bella y que hicieron de sus propias vidas una obra de arte, atormentada, rebelde, bohemios irredentos, en la que el consumo de las bebidas etílicas era ingente.

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Carlos Martínez Rivas fue nuestro admirado e incomprendido poeta maldito, hasta sus últimos días en la memorable casa de Altamira, en Managua, en las que, utilizando las paredes como lienzos, plasmó dibujos y versos.  Falleció el 16 de junio de 1998 en el Hospital Butista.

Las obras más conocidas de Carlos Martínez Rivas, son: «Canto fúnebre a la muerte de Joaquín Pasos; “El paraíso recobrado” (1943) y “La insurrección solitaria” (1953).   Su poemario de misterioso nombre; “infierno en el cielo”, lo hizo acreedor al Premio Nacional de Poesía Rubén Darío del año 1984.  

Nicaragua, tierra de poetas, se honra en tener en Carlos Martínez Rivas, a uno de sus hijos dilectos.  Su enigmática creación, escultor de palabras precisas, en contra de las imposiciones modeladas, denso, con una profunda percepción de la vida humana.

“Un joven más entregado a la poesía; un nuevo, verdadero poeta —y la segura promesa de un gran poeta; y la lucha contra el amanecer y sus ruidos obscenos; y el empezar de cada día, inerme ante el idioma enemigo. Empezar y volver a empezar. La atroz y renovada profecía de Rimbaud: ‘Vendrán otros horribles trabajadores y comenzarán por los horizontes en donde el otro ha caído.’ Carlos Martínez Rivas es uno de ellos.”

Octavio Paz en “Legítima defensa”, 1954, incluido en Las peras del olmo.

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