Barricada

En memoria de Julio Buitrago. Un texto de Ricardo Morales Avilés

“Julio Buitrago ha dado un paso de gigante en su concepción y en su acción revolucionaria. Se han estructurado en él brillantes cualidades de combatiente: amor a la causa del pueblo, lucidez y comprensión en la lucha, capacidad, disciplina, firmeza y decisión revolucionaria”.

Ricardo Morales Avilés

El Equipo de Barricada/Historia, les propone la lectura de un artículo escrito por Ricardo Morales Avilés, en memoria del Comandante Julio Buitrago. El texto, que antes del triunfo revolucionario, había circulado en una publicación clandestina del FSLN, mimeografiado y sólo conocido por los que sobrevivieron a la lucha en clandestinidad, fue publicado en Barricada el día martes 16 de julio de 1982.

Hoy lo compartimos nuevamente con nuestros lectores, en ocasión al 54 Aniversario de su Tránsito a la inmortalidad.

Con el último acto de su vida, Julio Buitrago nos legó una herencia valiosa. No es una herencia material, pero en manos de combatientes revolucionarios se convierte en una poderosa fuerza material. Combatiente glorioso del FSLN, cumplió fielmente con la responsabilidad histórica contraída con el pueblo.

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Siendo adolescente trabaja sus primeras experiencias en la lucha política en favor del pueblo. Nacido en el régimen somocista, sus ojos no en más que el dominio absolutista de esa camarilla en el poder. Sensible frente a la injusticia se indigna y se rebela ante la falta de libertad del pueblo; la explotación, la servidumbre, el hambre, el desempleo, la miseria, etc., los identifica como males inherentes a la ausencia de libertad producto de la tiranía somocista. Pronto el desarrollo de la lucha política le lleva a la comprensión clara del movimiento real de la sociedad, descubre las contradicciones existentes en ella, las leyes que la rigen, y entiende que la resolución de todas esas contradicciones sólo es posible buscarlas en las condiciones reales de la lucha de clases. La explotación, la servidumbre, el desempleo el hambre etc., son males producidos por el capitalismo, por el dominio económico, político e ideológico de la burguesía sobre el proletariado, y el somocismo no es más que la forma más evidente de la burguesía en el poder apoyada y sostenida por el imperialismo yanqui. Por eso la liberación del pueblo es la liberación del proletariado del dominio de la burguesía. La lucha revolucionaria tiene por objetivo la liberación de los trabajadores y la instauración de una democracia para los trabajadores, en la que el poder se halle en manos de campesinos, los obreros y sus aliados revolucionarios. 

Julio Buitrago ha dado un paso de gigante en su concepción y en su acción revolucionaria. Se han estructurado en él brillantes cualidades de combatiente: amor a la causa del pueblo, lucidez y comprensión en la lucha, capacidad, disciplina, firmeza y decisión revolucionaria.

El pueblo son los trabajadores, los obreros y los campesinos, Julio Buitrago mostró un amor profundo al pueblo y a su causa. No era un amor conmiserativo ni de idealismo contemplativo, sino un amor que se dispone a solucionar prácticamente los problemas económicos, sociales y políticos a traes de la revolución proletaria, que significa transformación revolucionaria que libera a las clases explotadas de explotación y la sujeción a que os somete la clase burguesa explotadora. Es un amor basado en el conocimiento e explotación y de los sufrimientos del pueblo: saludes quebradas, hambre cabalgante, moral deshonrada, ruina cultural; pero sobre todo es amor basado en la plena conciencia del papel dirigente de los trabajadores en el movimiento revolucionario, porque son los únicos cuya capacidad humana para aprender de manera práctica la realidad permanece intacta. Por esto se unió a las masas del pueblo en su lucha; la misma razón que los estudiantes y los intelectuales revolucionarios han de darse para unirse a los obreros y a los campesinos. Así se explica su confianza en el futuro y en el triunfo de la causa proletaria, máxime que la burguesía decrépita nada tiene que ofrecer a sus gastaos títeres y sus viejos mitos.

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Con ese conocimiento y con esa confianza, Julio Buitrago, se entregó plenamente a la lucha revolucionaria. Sabía que sólo de esta manera podía cumplir eficazmente con las tareas que la guerra del pueblo le proponía. La comprensión del desarrollo de la lucha revolucionaria lleva al asentamiento de que la lucha armada es la forma fundamental de lucha para la liberación del pueblo. La burguesía defiende, armada hasta los dientes, sus privilegios. Esta concepción de la guerra revolucionaria conduce a Julio Buitrago a abandonar su vida anterior, abandona sus estudios y su trabajo para engrosar las filas del pueblo además se haya convencido que no es dable construir una vida individual de manera egoísta mientras las masas populares carecen de lo indispensable. Solamente la lucha organizada para la represión y para la puesta en marcha de la violencia contrarrevolucionaria, tiene aparatos especializados para defender sus dominios. De aquí la necesidad de enfrentarle la fuerza revolucionaria organizada. La guerra revolucionaria requiere organización y más organización. Así lo comprendió Julio Buitrago y se entregó al FSLN, vanguardia revolucionaria del pueblo que conduce la lucha político-militar contra el gobierno somocista y la burguesía.

Integrado al FSLN, manifiesta una constante disposición de servicio y de trabajo. Siempre se haya dispuesto a servir a sus compañeros o a realizar el trabajo que su organización le indica y que las necesidades de la lucha popular requieren. Presente donde se le necesita y nunca dispuesto a inclinarse ante los obstáculos y dificultades.

Grande era su deseo de marchar al campo para organizar a los campesinos y enseñarles los secretos de la guerra, pero las necesidades de la organización y de la lucha le señalaron la ciudad como campo para sus actividades, y se entregó dedicadamente con sus mejores capacidades a realizarlas. Primero está la lucha y los intereses del pueblo.

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Era muy alto el concepto que Julio tenía de la disciplina como elemento indispensable en la actividad y en las relaciones revolucionarias. Sin disciplina no puede concebirse la realización exitosa de la política revolucionaria. La disciplina es el lubricante de las articulaciones de la organización revolucionaria. Disciplina firme, dura pero fraternal, apegada a los principios de la Revolución Popular, a los intereses de las masas del pueblo, a los de e su vanguardia organizada. Reflejo de la disciplina organizativa a que se sujetaba sus actividades era el rigor, la insistencia de Julio Buitrago ponía en el mejoramiento de la capacidad combativa de los elementos revolucionarios y el perfeccionamiento de los mecanismos de las operaciones político-militares. Lo mismo la férrea disciplina a que se sujetaba su vida interior, que demostraban una gran entereza y decisión, capaz de resistir y responder a las urgentes demandas de la lucha y la consecuente tensión. Por esto su conciencia no se arredra ni ante el sacrificio supremo.

Amando intensamente la vida, siempre estaba dispuesto a entregarla en aras de la causa revolucionaria. La muerte la entendía como parte de la cuota de sacrificio que las fuerzas revolucionarias han de llenar en su marcha de ascenso y de crecimiento. Con las múltiples formas de sacrificio los combatientes fortalecen a las fuerzas nuevas de la historia. Julio Buitrago combatiendo hasta último momento, sin dar ni pedir cuartel, contribuye a elevar la conciencia política de las masas populares, a afirmar la conciencia y disposición de lucha de la militancia combatiente. La acción de Las Delicias del Volga fue una obra maestra de valor y de abnegación prodigiosa, de perseverancia revolucionaria, de iniciativa, adaptabilidad y combatividad siempre crecientes, que hacen de Julio Buitrago ejemplo de combatiente revolucionario.  Este es el camino hasta el día de la liberación y la organización consciente de la sociedad. A esta altura de nuestra historia, Julio Buitrago se nos muestra, al igual que todos los combatientes caídos en toda su grandeza histórica. Pertenece a ese grupo de “mortales generosos que disponen de su muerte”. Más aún. Pertenece a ese cuerpo de revolucionarios nicaragüenses que crecido en la conciencia de que se puede cambiar el mundo y que luchan por cambiarlo.

Todas las generaciones de revolucionarios hemos de aprender de Julio Buitrago. De su lucidez y firmeza, de su conocimiento de lucha y del objetivo final, de su comprensión del papel de la clase obrera, de los campesinos y de sus aliados, los estudiantes de intelectuales revolucionarios. De su optimismo y confianza en el triunfo, de su confianza en el FSLN como la organización que, en la experiencia revolucionaria de los últimos años, ha demostrado su capacidad para reunir, organizar a las masas populares de una manera nueva y conducir la lucha revolucionaria de manera continuada y siempre en constante desarrollo. Aprender de su amor militante por el pueblo de su entrega plena a la causa popular revolucionaria, de su capacidad combativa de sacrificio y de disposición para la lucha.

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¡VIVA JULIO BUITRAGO!

¡VIVAN LOS HEROES SANDINISTAS!

¡VIVA EL FSLN!