“…estamos ya a 22 de Enero, Conmemorando un Aniversario más de aquella terrible masacre del Pueblo nicaragüense en tiempos de la dictadura somocista… ¡tiempos terribles, tiempos nefastos! Tiempos enterrados por el Pueblo nicaragüense, gracias a su Valentía, a su Coraje, a su afán de Victorias. Tiempos que dejamos atrás”.

Compañera Rosario Murillo, 22 de enero 2013
El 22 de enero de 1967, las calles de Managua se tiñeron de rojo tras la brutal represión de la Guardia Nacional contra el pueblo nicaragüense. Miles de ciudadanos organizados y con un objetivo común, exigían elecciones libres y el fin de la dinastía somocista, una de las más represivas y corruptas en la historia de Nicaragua.
El contexto político era crítico, las elecciones presidenciales estaban programadas para el 5 de febrero de ese año, pero el resultado era previsible: Somoza tenía asegurada la victoria gracias al respaldo incondicional de la Guardia Nacional y el control absoluto sobre el Tribunal Supremo Electoral. Ante este panorama, la oposición de aquel entonces agrupada en la Unión Nacional Opositora (UNO), liderada por el conservador Fernando Agüero Rocha, intentó desafiar el poder somocista mediante una manifestación masiva en la Avenida Roosevelt de Managua, coincidiendo con el cierre de su campaña electoral.
La decisión de realizar la manifestación tenía un objetivo claro: ejercer presión sobre el régimen y demandar elecciones supervisadas por la Organización de los Estados Americanos (OEA), que garantizaran un proceso justo.
Hacia las 5 de la tarde, la multitud, animada por un espíritu combativo, decidió avanzar hacia la Loma de Tiscapa, donde se encontraba la Casa Presidencial. Sin embargo, su camino fue bloqueado en la esquina del edificio del Banco Nacional de Nicaragua (BNN), actualmente sede de la Asamblea Nacional, por un grupo de soldados de la Guardia Nacional. Ahí se desataron los hechos que transformarían la jornada en una tragedia.
El teniente Sixto Pineda, a cargo del operativo, intentó dispersar a los manifestantes utilizando mangueras de un camión de bomberos del Aeropuerto Internacional Las Mercedes. Su acción fue interpretada como un acto de provocación, y pronto la situación escaló. En medio del caos, Pineda fue alcanzado por un disparo y cayó muerto. Este evento desató una ola de violencia: los soldados de la Guardia Nacional abrieron fuego indiscriminadamente contra la multitud, dejando un saldo devastador.
Las balas no discriminaron a nadie. Hombres, mujeres y niños fueron víctimas de la brutal represión. Las calles se convirtieron en ríos de sangre, y los cuerpos de los caídos yacían en las cunetas como testimonio del horror vivido. Se calcula que cientos de personas perdieron la vida ese día, aunque las cifras exactas nunca fueron reconocidas por el régimen.
Este evento no solo expuso la violencia de la dictadura somocista, sino también la fragilidad de los movimientos políticos opositores tradicionales. La Unión Nacional Opositora demostró ser incapaz de liderar una lucha efectiva contra Somoza, dejando claro que los intereses partidarios prevalecían sobre las verdaderas demandas del pueblo. Fue en este contexto que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) comenzó a consolidarse como la única fuerza capaz de articular una lucha revolucionaria genuina.
La masacre del 22 de enero también reveló el papel crucial de los sectores populares en la resistencia. Campesinos, obreros, estudiantes y comunidades enteras participaron en la manifestación, demostrando que el anhelo de libertad y justicia no era exclusivo de las élites políticas, sino un clamor generalizado. Fue este espíritu de unidad y sacrificio el que inspiró al FSLN a intensificar su lucha armada, convencido de que solo mediante la organización popular y la acción directa podría lograrse un verdadero cambio.
El 22 de enero de 1967 quedó grabado en la memoria colectiva como un día de dolor y resistencia. Cada una de las víctimas de aquella masacre se convirtió en un símbolo de la dignidad y el coraje del pueblo nicaragüense.
Hoy, más de medio siglo después, esa fecha sigue siendo un referente histórico. Es importante que las nuevas generaciones comprendan el significado de ese día, no solo como un episodio de lucha, sino como una muestra de que el poder reside en el pueblo nicaragüense.
La historia del 22 de enero ofrece lecciones valiosas sobre organización, valentía y compromiso. Los eventos de aquel día demuestran que cada acción, por pequeña que parezca, puede tener un impacto trascendental.
Fuentes:
Asamblea Nacional de Nicaragua. (2019). Masacre del 22 de enero definió la lucha por la liberación. Recuperado de https://noticias.asamblea.gob.ni/masacre-del-22-de-enero-definio-la-lucha-por-la-liberacion/?utm_source=chatgpt.com
Barricada. (2022). Masacre del 22 de enero de 1967: Un punto de inflexión en la lucha del pueblo por la liberación de Nicaragua. Recuperado de https://diariobarricada.com/destacadas/masacre-del-22-de-enero-de-1967-un-punto-de-inflexion-en-la-lucha-del-pueblo-por-la-liberacion-de-nicaragua/.
El 19 Digital. (2021). Asamblea Nacional conmemora 54 años de la masacre del 22 de enero en Avenida Roosevelt. Recuperado de https://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:112100-asamblea-nacional-conmemora-54-anos-de-la-masacre-del-22-de-enero-en-avenida-roosevelt.
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