El Copresidente de Nicaragua, Daniel Ortega, destacó en su más reciente discurso la incansable lucha del pueblo nicaragüense por la soberanía e independencia nacional, recordando los hitos históricos que han definido la resistencia ante la intervención extranjera.
El comandante resaltó la valentía del General Benjamín Zeledón, quien en 1902 se alzó en armas contra la ocupación estadounidense. Zeledón, consagrado como un auténtico héroe nacional, defendió con honor la soberanía de Nicaragua y dejó como legado una conmovedora carta a su esposa, donde plasmaba su firme compromiso con la dignidad y los principios patrióticos, incluso a costa de su vida.
En su discurso destacó que la indignación por el sacrificio de Zeledón fue un elemento crucial en la formación del General Augusto C. Sandino, quien años más tarde lideraría la lucha contra la injerencia extranjera. Refirió que con una determinación inquebrantable y estratégica, el General Sandino organizó el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, y así resistió por mucho tiempo contra las fuerzas estadounidenses.
El mandatario también hizo mención de la Revolución Liberal liderada por José Santos Zelaya, quien fomentó la educación en la Isla de Ometepe y promovió proyectos de desarrollo que captaron el interés de las potencias extranjeras. No obstante, su gobierno fue derrocado tras la intervención de Estados Unidos mediante la famosa «Nota Knox», que lo obligó a abandonar el poder.
En su discurso el mandatario subrayó que la historia de Nicaragua está impregnada de una lucha constante contra la injerencia extranjera, una batalla continua por la autodeterminación y la defensa de la soberanía nacional.
Asimismo, el comandante resaltó el pensamiento visionario del General Augusto C. Sandino, quien defendía la soberanía y la justicia social. Recordando el manifiesto «Luz y Verdad», donde Sandino delineaba su visión de la lucha contra la opresión y la construcción de un mundo fundamentado en la justicia divina y el amor.
Para terminar, destacó que la lucha contra la injusticia sigue siendo una realidad y que Nicaragua ha sido un ejemplo de resistencia, mostrando que los pueblos tienen la fuerza para romper las cadenas de la opresión y construir su propio futuro.
