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¡Aquí no se duerme, aquí se trabaja!: Crónica de una noche en el corazón del Oriental

Escrito por : Iris Varela 28 de mayo de 2025

Mientras Managua cae en el silencio de la noche, el Mercado Oriental comienza a despertar. Lejos del bullicio del día, sus pasillos cobran vida con luces tenues, motores encendidos y voces que dan órdenes entre cargas y descargas. Es el mercado que nunca duerme, el que mueve millones cada día y sigue latiendo también cuando la ciudad descansa.

Movimiento constante desde el Gancho de Camino

Todo inicia en el Gancho de Camino, uno de los accesos más conocidos al coloso comercial. Desde temprano en la noche, taxis, motocicletas y camiones entran sin pausa. Los vehículos cargados de frutas, verduras, ropa y pacas marcan el inicio de una jornada que se extiende hasta el amanecer.

A medida que se avanza unas cuadras hacia adentro, se descubre un mundo distinto. La vida nocturna del Oriental no se ve desde afuera. Se siente al caminar por sus entrañas: luces de linternas, bultos al hombro, voces que regatean, vapor de café recién hecho.

Jornadas que inician de noche y no conocen descanso

Frente a un camión, un grupo de siete personas descarga sandías. Llevan ya más de una hora y todavía falta. Están preparando la venta del día siguiente. Mientras unos bajan la fruta, otros la seleccionan y la ubican en carretas.

“Empezamos con melón, ahora vamos con sandía. Trabajamos de lunes a domingo. Los domingos desde las cuatro de la mañana, y entre semana desde las once de la noche hasta las dos de la madrugada. Todo para tener el producto listo para los clientes que llegan temprano”, cuenta Aracelly Mendieta, dueña de las frutas .

Cada descarga se paga en promedio a 300 córdobas por persona. Esta noche es el segundo camión, y se espera un tercero antes del amanecer.

Pacas de ropa, cajas de zapatos, sacos de granos

A pocos metros, otros trabajadores descargan sacos con ropa usada. Es una cadena que funciona con precisión: uno lanza, otro recibe, un tercero acomoda. La ropa se moverá luego a los tramos que abren temprano. Así se abastecen comerciantes minoristas que vienen desde distintos puntos del país.

La ropa, como las frutas y los cereales, encuentra su espacio en un sistema comercial que funciona de forma casi automática, pero que solo es posible gracias al esfuerzo humano.

Cafecitos y Maruchan: energía para seguir

Entre el ajetreo, un pequeño kiosco se convierte en refugio. Una familia atiende a quienes buscan café, pan, maruchan o refrescos. Empezaron desde las seis de la tarde y seguirán hasta que el último cliente se marche.

“Nuestros clientes son taxistas, buceros, cargadores, los comerciantes. Aquí todos vienen por algo caliente o para relajarse un momento. En el día esto es una zapatería, pero en la noche se vuelve cafetín. Así se vive en el Oriental, no se para nunca”, comenta la dueña del negocio.

Dinamismo económico a toda hora

El Mercado Oriental, considerado el más grande de Centroamérica, es mucho más que un centro de comercio. Es un pulmón económico que respira día y noche. Miles de familias dependen directamente de su actividad, que no se detiene con el reloj.

Durante la madrugada, mientras otros duermen, aquí se gesta el trabajo que permitirá que puestos, tramos y pulperías estén abastecidos al amanecer. La logística nocturna es vital para sostener la cadena de distribución en Managua y en todo el país.

El Oriental vive de sol a sol. Y cuando la luna lo cubre, lejos de callarse, se activa aún más. Porque aquí, el comercio no descansa. Porque aquí, la economía nunca duerme.

Esta nota fue elaborada a partir de un recorrido audiovisual realizado por la Alcaldía de Managua, con imágenes y testimonios recogidos por el periodista Wilber López, quien documentó la intensa vida nocturna del Mercado Oriental, reflejando el dinamismo económico que ahí se vive a toda hora.

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