«En julio cayó Julio; pero no cayó. Vive y cada vez más vivo que nunca forja leyendas, nuevas leyendas, leyendas de valentía, de coraje y de entrega desde esa fe inamovible en el futuro a la causa de la libertad de Nicaragua”.
Compañera Rosario Murillo, Copresidenta de Nicaragua, 15 de julio de 2016
El 15 de julio de 1969, hace 56 años, la Guardia Somocista detectó la casa de seguridad donde se encontraba el comandante Julio Buitrago Urroz, padre de la resistencia urbana del FSLN. En respuesta, desplegaron un operativo desproporcionado: un avión, una tanqueta y 300 guardias para atacarlo. Aun así, Julio resistió solo, enfrentando con firmeza la maquinaria represiva de la dictadura, su combate fue tan valeroso que, desde entonces, se ha dicho: puede haber en el mundo hombres tan heroicos, pero no más heroicos que Julio Buitrago.
Julio Buitrago pertenece a la cantera de jóvenes y adolescentes entre los 14 y 18 años, que en 1963-1964 se integraron al FSLN entre otros con él: Selim Shible, Edmundo Pérez, Jacinto Suárez, Francisco Moreno, Jorge Guerrero, Enrique Lorente, Jacinto Baca, Carlos Guadamuz, Guillermo Mejía Cardenal, Camilo y Daniel Ortega Saavedra.
Su infancia, liderazgo estudiantil e ingreso al FSLN
En agosto de 1969, Julio Buitrago habría cumplido apenas 25 años. Había nacido en Managua el 12 de agosto de 1944, hijo de doña María de los Santos Buitrago Salazar. Desde muy temprana edad trabajó vendiendo gaseosas y limpiando el Cine Luz de Managua, experiencias que lo marcaron profundamente y le permitieron tomar conciencia de las injusticias del sistema somocista, que condenaba al pueblo al hambre y la miseria.
Con tan solo quince años, el 29 de noviembre de 1959, Julio denunció públicamente el alarmante índice de analfabetismo en Nicaragua. Al año siguiente, mientras cursaba el primer año de secundaria, se integró a las luchas populares impulsadas por la Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN), organización de la que fue uno de los fundadores. En ella también participaron compañeros como José Benito Escobar y Germán Pomares, quienes más tarde, junto a Julio, se integrarían a las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
En ese mismo año, 1960, la dictadura somocista arremetió brutalmente contra la juventud que conmemoraba el primer aniversario de la masacre estudiantil del 23 de julio de 1959. En el Instituto Ramírez Goyena, Julio desplegó un intenso trabajo de organización a través del Frente Estudiantil de Secundaria (FES). En 1963, tras la masacre perpetrada por la dictadura contra el FSLN en la jornada guerrillera de Raití y Bocay, Julio presionó para que su recinto declarara un paro estudiantil indefinido y coordinó, a nivel nacional, las protestas en repudio a ese crimen.
Posteriormente, pasó a la clandestinidad en México junto al Comandante Daniel Ortega. Durante sus estudios de Derecho en el recinto universitario donde hoy se ubica la Universidad Nacional “Casimiro Sotelo Montenegro”, destacó como un estudiante brillante y comprometido. Participó activamente en los círculos de estudio impulsados por el Frente Estudiantil Revolucionario (FER), así como en las actividades políticas y culturales promovidas por el Centro Estudiantil Universitario (CEUUCA).
En 1966, junto a José Benito Escobar, participó en los preparativos del FSLN para establecer una base guerrillera en Pancasán, como parte de la reanudación de la lucha armada que marcó una nueva etapa en la historia revolucionaria de Nicaragua.
Trabajo político en el exterior
Julio Buitrago desplegó una intensa labor política en el exterior, respaldada por su sólida formación adquirida en la lucha estudiantil de masas desde el Frente Estudiantil Revolucionario (FER). En 1966, en representación del FER y del CEUUCA, fue enviado a El Salvador para participar en un congreso estudiantil regional cuyo objetivo era fundar una Federación Estudiantil Centroamericana con un enfoque claramente antiimperialista.
Sin embargo, su accionar internacional se concentró en dos misiones fundamentales. La primera fue también en 1966, cuando el FSLN lo envió a Guatemala para recibir entrenamiento militar con las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR). Allí sostuvo un importante encuentro con Luis Augusto Turcios Lima, líder de la guerrilla guatemalteca y amigo cercano de Carlos Fonseca Amador. Fruto de estas conversaciones, a mediados de ese mismo año, el Frente Sandinista envió a la Sierra de Las Minas un contingente de cuadros —bajo el mando de Óscar Turcios Chavarría e integrado por Edmundo Pérez, Alejandro Mora y Jorge Guerrero— con el objetivo de recibir adiestramiento guerrillero junto a las FAR. Tras su regreso, Julio fue nombrado primer responsable de la resistencia urbana y miembro de la Dirección Nacional del FSLN.
La segunda tarea clave fue en 1967, cuando viajó a Cuba como parte de la delegación del FSLN para participar en el Congreso de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), celebrado en La Habana. Durante su intervención en ese evento, pronunció unas palabras que luego serían consideradas proféticas: “Después de Cuba, en América Latina, Nicaragua será el primer país liberado.”
Concluida la conferencia, permaneció en Cuba para recibir entrenamiento militar. Bajo el seudónimo de “Francisco”, fue designado como responsable de los militantes nicaragüenses presentes en ese país.
Resistencia urbana
En 1967, Julio Buitrago impulsó el trabajo clandestino en Managua y encabezó escuadras militares que realizaron acciones de propaganda armada y recuperaciones económicas para financiar la guerrilla en Pancasán, concebida como el motor que generaría la energía necesaria para la continuidad de la lucha revolucionaria en el país.
En 1968, tras regresar de Cuba, fue capturado en Costa Rica. Al ser liberado, logró ingresar oculto nuevamente a Nicaragua. Ese mismo año, junto al comandante Carlos Fonseca y Ricardo Morales Avilés, orientó el trabajo político del FSLN hacia diversos sectores sociales, fortaleciendo la articulación con trabajadores, sindicatos, estudiantes y sacerdotes progresistas.
De vuelta en Managua, Julio Buitrago y Lenin Cerna tuvieron bajo su responsabilidad directa dos escuadras de combate urbano, cada una integrada por siete hombres, operando bajo condiciones de estricta clandestinidad. Mientras tanto, en León, el joven Leonel Rugama colaboraba con el FER y mantenía un contacto doble con el FSLN: uno abierto, propio del frente estudiantil, y otro estrictamente clandestino, a nivel de barrios y trabajos operativos. Su contacto en Managua, en el barrio Delicias del Volga, era precisamente el Comandante Julio Buitrago.
En 1969, Julio tiene bajo su mando la dirección del trabajo político-militar en el sector estudiantil, la organización de acciones de recuperación económica, y la formación ideológica y técnica de cuadros. Participó activamente en la elaboración y reproducción de materiales de estudio y propaganda, y transmitió sus conocimientos sobre armas y explosivos en la escuela de formación que comenzó a funcionar en junio de ese año. Ese mismo año, también impulsó la participación política de la mujer nicaragüense, promoviendo la creación de una organización denominada “Alianza Patriótica de Mujeres”, un esfuerzo pionero dentro del Frente para articular la lucha de las compañeras militantes.
En 1969, el FSLN consolidó su estructura organizativa y política. Como parte de ese proceso, se elaboraron los Estatutos y el Programa Histórico del Frente, tarea en la que Julio participó activamente mediante un constante intercambio epistolar con el comandante Carlos Fonseca, quien se encontraba en San José, Costa Rica.
Desde Managua, Julio Buitrago tuvo bajo su responsabilidad directa la resistencia urbana, con el apoyo de combatientes como Efraín Sánchez y Doris Tijerino. A pesar de la distancia, Carlos Fonseca mantuvo comunicación regular con él, utilizando el correo público como medio para asegurar el enlace.
El 15 de julio de 1969 fue descubierta una casa de seguridad del Frente Sandinista ubicada en el entonces llamado Barrio Maldito, en Managua. Hoy, ese mismo lugar lleva con orgullo el nombre de Barrio Julio Buitrago, en honor al héroe que cayó combatiendo en ese sitio.
En la vivienda se encontraba el comandante Julio Buitrago Urroz, junto a las guerrilleras Gloria Campos, Doris Tijerino y la niña Martha Lorente, hija de Gloria. La Guardia Nacional, convencida de que en el interior se hallaba el comandante Carlos Fonseca, desplegó un violento operativo. Al darse cuenta del cerco, Julio ordenó la retirada de las demás compañeras y se quedó solo para resistir.
Durante más de tres horas enfrentó en solitario a la maquinaria represiva de la dictadura: más de 300 guardias, armados con rifles y ametralladoras, respaldados por un tanque Sherman y una avioneta que disparaba desde el aire.
Julio Buitrago cayó combatiendo, con dignidad y firmeza, sellando con su vida una página luminosa de la historia revolucionaria de Nicaragua. Su ejemplo trascendió generaciones, y su gesta fue inmortalizada por el comandante Omar Cabezas en el libro La montaña es algo más que una inmensa estepa verde:
“En 1970 pasé por seis meses al clandestinaje, después de que el comandante Julio Buitrago muere en combate cuando es descubierto en una casa de seguridad en Managua, junto con las compañeras Doris Tijerino y Gloria Campos. La Seguridad los detectó y posteriormente la Guardia montó alrededor de la casa un operativo militar sin precedentes en Nicaragua. Rodean la casa, la manzana y el barrio entero en un tercer cerco. Julio se fajó con la Guardia. Muere él solo, después de horas de resistencia en aquella casa. Es uno de los más grandes entre los grandes que ha tenido el FSLN. Él fue de los que forjó la gran leyenda de invencibilidad del Frente Sandinista en el pueblo, o bien la que el pueblo forjó del Frente Sandinista. Esa leyenda se hizo en base a hechos históricos concretos. El primer hecho histórico concreto contemporáneo es ese combate heroico de Julio Buitrago el 15 de julio de 1969”.
“Y la Guardia cometió el error de pasar por televisión el combate; nosotros vimos sentados frente a la pantalla de la televisión del Club Universitario de León cómo una gran cantidad de guardias colocados en grupos en diferentes sitios, o de dos en dos o de tres en tres, de pie detrás de los árboles o de los vehículos, de rodilla en tierra detrás de los muros, o desde la posición de tendido, disparando contra la casa. El reportaje era sin sonido, veíamos nosotros con avidez cómo las armas automáticas expulsaban con una gran velocidad los casquillos, agudizábamos la vista y veíamos cómo saltaban pedazos de concreto, cemento, madera, vidrios, pintura, cuando centenares de miles de impactos de bala golpeaban contra la casa”.
“Y también veíamos cuando salía el cañón de la subametralladora de Julio por la ventana del balcón y se veía el humo de las ráfagas con que Julio contestaba. Al rato, lo veíamos aparecer en la ventana de abajo del primer piso o por la otra ventana del mismo primer piso o por la puerta del segundo piso que daba a la calle; de repente veíamos que Julio no aparecía, pero que la Guardia no se movía y veíamos que nadie seguía disparando y que habían como reuniones de jefes de la Guardia afuera, y luego la Guardia empezaba a avanzar hacia la casa y, de repente, aparecía Julio disparando por cualquiera de los puntos que ya te dije, y los guardias salían en carrera para atrás, y nosotros gozábamos con eso porque veíamos que la Guardia le tenía miedo a las balas que Julio le tiraba. Y cuando veíamos que Julio le pegaba a algún guardia gritábamos enojados: «¡Malditos! así quieren…” Luego llegó una tanqueta y los guardias se vio que se alegraron. La tanqueta se puso frente a la casa, como a quince metros frente a la casa; nadie disparaba, ni los guardias ni Julio”.
“Recuerdo que era de tarde y los guardias se secaban el sudor con pañuelos. Hubo un gran silencio… La tanqueta disparó… Nosotros pelamos el ojo cuando vimos que la tanqueta hizo saltar en pedazos la pared y decíamos: tal vez no le dan… tal vez no le dan… Después del disparo de la tanqueta se vio que los jefes gritaban a los soldados para que avanzaran sobre la casa. De la casa no contestó nadie y cuando los guardias estaban cerca, Julio volvió a disparar desde adentro y los guardias se volvieron a correr otra vez de nuevo para atrás. La tanqueta volvió a disparar y ocurrió lo mismo. Luego hubo un silencio prolongado y apareció una avioneta y entonces empezaron a disparar sobre la casa todos los guardias, la tanqueta insistentemente, y el avión, que casi rozaba la casa, disparaba, y entonces veíamos cómo iban reduciendo a escombros la casa en cuestión de segundos. Saltaban al mismo tiempo pedazos de hierro, de zinc, trozos de madera, pedazos grandes y pequeños de pared; vidrios regados por todos lados…”
“Y no nos explicábamos cómo Julio estaba vivo porque veíamos cómo la Guardia se escondía o las balas que Julio disparaba pegaban cerca de los guardias, y veíamos guardias caer heridos y de inmediato algo que nos conmocionó a todos: vemos salir por la puerta central de la casa a Julio corriendo, disparando en ráfaga contra la Guardia y, segundos después, cómo Julio se empieza a doblar y disparando y doblándose más y disparando y doblándose más, hasta caer al suelo. A nosotros nos daban ganas de llorar, pero al mismo tiempo sentíamos que teníamos una fuerza indestructible”.
“Así cayó el padre de la resistencia urbana del Frente Sandinista”.
«¡Que viva Julio Buitrago! Como de hecho vive en todos esos miles de jóvenes que confían en Nicaragua, que creen en Nicaragua, que tienen fe en esta Nicaragua Libre y en la causa de la justicia que es la causa del Amor, como decía Sandino».
Compañera Rosario Murillo, Copresidenta de Nicaragua, 15 de julio de 2016
Fuentes
Muro, Mirtha; et al. (1986) Nicaragua y la Revolución Sandinista. Editorial Ciencias Sociales, La Habana.
Alcaldía de Managua (2019) Biografía del Comandante Julio Buitrago Urroz, Padre de la Resistencia Urbana. Biblioteca digital Nº 34, Alcaldía de Managua.
Cabezas, Omar (1981) La Montaña es algo más que una inmensa estepa verde. Colección Socialismo y Libertad.
El 19 Digital (2016) Compañera Rosario: Julio Buitrago es leyenda y ejemplo imperecedero para todas las generaciones de nicaragüenses.
