Un día como hoy, un 13 de agosto, pero del año 1930, en la ciudad de Matagalpa, nació Tomás Borge Martínez.
Amigo íntimo del padre de la Revolución Popular Sandinista, Carlos Fonseca Amador, junto a él y otros compañeros, fundó el Frente Sandinista de Liberación Nacional un 23 de julio de 1961.
Producto de sus actividades guerrilleras y anti somocistas, cayó preso y fue víctima de terribles torturas, fue liberado por la valiente y heroica toma del Palacio Nacional, donde operaba el Congreso Somocista el 22 de agosto de 1978.
Poeta, escritor, uno de los mejores oradores de nuestra Revolución, padre de hijos biológicos y de hijos adoptados -a todos los amó con la misma fuerza e intensidad- Ministro del Interior en plena guerra, impuesta por el criminal imperio de los EEUU, en la década de los años 80.
Nuestro admirado Tomás, gozaba de un vínculo de amistad muy fuerte con el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz. De hecho, el libro “Un grano de maíz” surgió de una entrevista que el Comandante Tomás realizó entre el 18 y el 20 de abril de 1992 al dirigente de la Revolución Cubana.
Siempre con el FSLN, en la etapa de los gobiernos neoliberales, fungió como parlamentario opositor al neoliberalismo, hasta 2006.
En la segunda etapa de nuestra gloriosa Revolución Popular Sandinista, a partir del 2007, fungió como embajador de Nicaragua, en la hermana república de Perú.
Uno de los dirigentes del FSLN, más queridos y admirados por el pueblo nicaragüense, fue siempre cercano a la juventud de nuestro país. Sus discursos, llenos de fuerza, llenos de ímpetu, llenos de mística sandinista, llenos de amor revolucionario, calaron muy hondo en nuestra alma, creando consciencia, comprometiéndonos a seguir la lucha para mantener los principios y los valores sandinistas atemporales.
A 95 años de su natalicio, recordamos la vida de este gigante, ideológico, fuerte y sincero, que nos regaló frases tan bellas como “Implacables en el Combate y Generosos en la Victoria”.
Un ser humano como Tomás, que nos dio el ejemplo -teniendo el poder para vengarse de sus carceleros somocistas- de ser distintos a los esbirros que lo torturaron, garantizando que los frutos y los triunfos alcanzados por la Revolución Popular Sandinista, beneficiaran incluso a hombres como esos, llenos de odio y que provocaron tanto dolor y tanta muerte en nuestro país.
Porque Tomás nos mostró que el revolucionario, el sandinista, es un enamorado de la vida, de la alegría, de la fidelidad a los principios y valores por lo que tantas compañeras y compañeros, entregaron su vida, defendiendo a nuestra amada patria.
Hoy Tomás, te agradecemos tus palabras, llenas de amor y fuerza en los momentos más duros, tu congruencia entre lo dicho y lo hecho, pero sobre todo tu ejemplar lealtad con nuestro partido, el Frente Sandinista de Liberación Nacional y el comandante Daniel Ortega Saavedra y la compañera Rosario Murillo, es el ejemplo más grande y brillante que nos pudiste dejar. Esa lealtad que garantiza la unidad, para defender a nuestra patria, de imperialistas, de colonialistas y de traidores.
Porque fuiste el mejor ejemplo de la dualidad del Sandinista, que es imparable e implacable para defender a la patria y al pueblo, pero a la vez lleno de ternura, lleno de amor, lleno de admiración por nuestros principios, nuestros valores -como la generosidad-que nos mostraron los héroes como el General Sandino, como el Comandante Carlos y tantos otros que entregaron su fuerza y sus vidas para la gloria de este país independiente, soberano y digno.
Hoy, en tu natalicio, celebramos que siempre fuiste certero en tus palabras, y cuando viste que el somocismo del siglo 21, volvía a atacar a nuestro partido y a nuestro pueblo, nos llenaste de fuerza, nos llenaste de valentía, nos llenaste de convicción, regalándonos estas líneas tan contundentes, tan indiscutibles, tan llenas de mística: “Habrá y lo repito, hasta que se mueran de rabia, FSLN hoy, mañana y siempre”.
