A partir de la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en 1961, la lucha revolucionaria logró superar la dispersión de fuerzas que había caracterizado los años anteriores, tanto en el plano político como en el militar. El Comandante Carlos Fonseca Amador afirmó: “El Frente Sandinista de Liberación Nacional marcó la superación de ese problema, ya que dotó al pueblo de su instrumento político y militar.”
En el mismo sentido, el Comandante Víctor Tirado López señaló que el FSLN “surge como una respuesta de síntesis, como el desarrollo natural de la lucha armada de nuestro pueblo y de todos los esfuerzos guerrilleros.”
Con el objetivo de fortalecer la naciente organización y la guerrilla de Raití y Bocay, los dirigentes del FSLN establecieron escuelas militares en la ciudad y en el campo, lanzaron los órganos revolucionarios Rojo y Negro y Trinchera, y realizaron acciones de recuperación económica dirigidas a la oligarquía nicaragüense.
En los márgenes del río Patuca, en Honduras, se reunieron los primeros combatientes del FSLN bajo la dirección del Coronel Santos López, veterano del sandinismo histórico. Permanecieron cerca de un año en entrenamiento. En su punto máximo, el contingente guerrillero llegó a contar con sesenta y tres hombres organizados en tres columnas; solo la mitad portaba armas de fuego, mientras el resto se apoyaba en rifles de cacería.
La lucha armada alcanzó su punto más álgido en 1963, durante las acciones del río Bocay, donde tuvo lugar la primera confrontación directa con el enemigo. En ese combate participaron y cayeron varios de los principales fundadores del movimiento. Esta jornada constituyó, además, el primer intento por medir la fuerza y el grado de organización del movimiento revolucionario.
El 23 de julio, en homenaje al cuarto aniversario de la Masacre Estudiantil de León, los guerrilleros decidieron, tras una cuidadosa planificación operativa, tomarse la localidad de Raití en las primeras horas de la mañana. Allí realizaron un mitin político. Al día siguiente, el Coronel Santos López, junto con 17 combatientes, emprendió marcha hacia la zona de Wiwilí.
Las acciones combativas continuaron. A finales de julio, el grupo se encontraba en el Río Coco; el 8 de agosto tomaron nuevamente el poblado de Walakistán, y durante las semanas siguientes se desplazaron entre distintos puntos de la montaña. El 22 de agosto, en San Esquipulas, fueron abastecidos por compañeros de apoyo. Para confundir a la Guardia Nacional sobre su ruta, ese mismo día decidieron tomarse la localidad, bajo el mando de Bayardo Altamirano.
Fueron poco más de tres meses de intensa actividad guerrillera en las zonas fronterizas del norte —Raití, Walakistán, Río Coco—. Sin embargo, la Guardia Nacional logró cercar progresivamente a las columnas insurgentes. En Catacamas, fueron capturados los compañeros Silvio Mayorga, Heriberto Rodríguez, José Francisco Escorcia, Bayardo Altamirano, Iván Vaca, Pedro Pablo Ríos, Orlando Quant, Entimo Carias, Leopoldo Rodríguez y Santos Flores, marcando así la desintegración del grupo guerrillero, aunque la experiencia adquirida sería de enorme valor político y estratégico.
El primero en ser capturado fue Modesto Duarte, quien, tras perderse varios días, llegó a la casa de un juez de mesta; allí fue amarrado y torturado por la Guardia. Posteriormente, el 27 de octubre, cayeron en combate los compañeros Francisco Buitrago, Iván Sánchez, Mauricio Córdoba, Jorge Navarro y Boanerges Santamaría.
Años más tarde, en 1979, el Comandante Tomás Borge reconocería: “La guerrilla no pudo prosperar. La verdad, porque la guerrilla era muy atrasada. No había conocimiento del terreno, no había líneas logísticas de abastecimiento, no existían las condiciones para que una guerrilla pudiera prosperar.” En aquel tiempo, el FSLN era prácticamente desconocido para la mayoría del pueblo nicaragüense, e incluso para la población de la zona donde se asentó la guerrilla, que en muchos casos ni siquiera hablaba español.
Aunque la Jornada Guerrillera de Raití y Bocay representó un revés militar, dejó valiosas lecciones políticas que sirvieron de preámbulo para la Jornada Guerrillera de Pancasán en 1967. Entre ellas destacan:
- La necesidad de que la guerrilla se organizara dentro del país y con respaldo campesino.
- La confirmación del carácter indispensable de la lucha armada.
El Comandante Víctor Tirado López sintetizó esta experiencia señalando que “lo fundamental de la jornada de Raití y Bocay fue que logró crear una concepción política de la lucha.”
Tras esta acción, el Comandante Carlos Fonseca Amador se consolidó como el máximo dirigente del FSLN.
¡Honor y gloria a los héroes de la jornada de Raití y Bocay!
Fuentes:
- Alcaldía de Managua (2020). Un pueblo alumbra su historia.
- Stella Merlos (2020). A 57 años de la heroica jornada guerrillera de Raití y Bocay. Barricada. Recuperado de: https://barricada.com.ni/heroica-jornada-guerrillera-raiti-bocay/
- Matilde Zimmermann (2011). Creado en el calor del combate. Revista Correo Nº 16.
