En Nicaragua se celebra cada 3 de septiembre el Dia Nacional del Campesino, para honrar la memoria del dirigente campesino Bernardino Díaz Ochoa, quien fuera capturado y asesinado el 3 de septiembre de 1971 en La Tronquera, Matagalpa.
Es también una ocasión para honrar el trabajo de hombres y mujeres del campo, que siembran y cosechan el 80 % de alimentos del país, asegurando la seguridad y soberanía alimentaria. Trabajar la tierra con amor, desde la mañanita acompañados de los cantos de las aves, la frescura del rocío, cuidando los cultivos, utilizando los saberes heredados por los mayores. Observando el movimiento del sol y de la luna, para conocer los tiempos propicios para la preparación de la tierra, el cultivo, la cosecha. Seleccionando y preservando la mejor semilla para la próxima cosecha. Hay una relación de amor entre las mujeres y los hombres que viven y trabajan el campo, es la Madre Tierra, que debe tratarse con respeto porque es el principal sostén de la vida.
En Nicaragua, como sociedad agraria, las comunidades campesinas mantienen las formas tradicionales de producción, las que han que han sobrevivido al impacto de la revolución verde y sus paquetes transgénicos. Hay diversidad de semillas nativas de maíz, frijol, arroz, calabazas, chile y otros cultivos, que son parte del patrimonio cultural nicaragüense.
Según la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que trabajan en las zonas rurales, se debe entender por campesino a “toda persona que se dedique o pretenda dedicarse, ya sea de manera individual o en asociación con otras o como comunidad, a la producción agrícola en pequeña escala para subsistir o comerciar y que para ello recurra en gran medida, aunque no necesariamente en exclusiva, a la mano de obra de los miembros de su familia o su hogar y a otras formas no monetarias de organización del trabajo, y que tenga un vínculo especial de dependencia y apego a la tierra”.
En los 28 artículos de esta declaración que fue promulgada el 18 de diciembre de 2018, se reconoce el derecho de los campesinos a la tierra y el territorio, al agua y al saneamiento, al alimento y a la soberanía alimentaria, a las semillas y la biodiversidad, a un medio ambiente saludable, a la salud y la seguridad social, a la justicia y la no discriminación, a preservar sus saberes y conocimientos ancestrales, entre otros.
En Nicaragua, la Reforma Agraria impulsada por la Revolución Popular Sandinista, transformó drásticamente el régimen de tenencia de la tierra, haciendo posible que miles de campesinos y campesinas fueran propietarios de sus parcelas, de la tierra en la que por muchas generaciones sirvieron como peones sin derechos. Hubo intentos de los gobiernos neo liberales de revertir la Reforma Agraria, lo que no pudieron hacer, porque la revolución había abierto el camino a una vida con dignidad, donde pudieran vivir de la tierra, como decía Bernardino Díaz Ochoa, en familia y comunidad.
