“E insistimos en decirles a las Familias que están en situaciones más expuestas, o sea, si es una Familia que vive en la Zona Costera, está más expuesta, entonces tiene que buscar cómo reubicarse; si es una Familia que está a la orilla de un Cerro donde puede haber un deslave, también tiene que reubicarse, sino recuerden la tragedia del Mitch.
O sea, no hubo prevención que hubiese dado los pasos para evacuar a toda esa población que estaba en las faldas del Volcán Casita, y desgraciadamente, fue una tragedia terrible, Familias enteras perecieron allí, ahogadas por el lodo.
Entonces, aquí lo más importante es la Prevención, la Seguridad, y entre los Planes de Prevención que se tienen en el Sistema que tiene el Estado nicaragüense, que tenemos l@s nicaragüenses…”
Comandante Daniel Ortega, 23 de noviembre 2016
El 30 de octubre de 1998, hace 26 años, Nicaragua vivió una de sus peores tragedias: el deslave del Casita. Este desastre natural cobró la vida de más de 3,000 víctimas en Posoltega y tuvo consecuencias devastadoras, borrando del mapa dos comunidades enteras. La indiferencia del gobierno neoliberal impidieron que los residentes pudieran prever la magnitud de la catástrofe que se avecinaba.
Estas comunidades, privadas del derecho a la energía eléctrica, se encontraban en una situación de vulnerabilidad extrema. Para muchas familias, ver las noticias en un televisor era algo inalcanzable. La tragedia dejó a miles de familias muertas y muchas más incompletas, todo debido a la desidia del presidente de aquel entonces, Arnoldo Alemán. Él se negó a declarar estado de emergencia, diciendo que no quería violar los derechos humanos de la gente. Sin embargo, la verdad era que Alemán y sus ministros estaban muy relacionados con los bancos privados del país. Se sabía que gran parte de los préstamos no se daba a los campesinos, y alrededor del 28% de esos créditos se usaba para la producción, que se consideraban perdidos por las lluvias. Los banqueros, que eran aliados de Alemán, temían tener que perdonar muchas deudas, lo que mostraba un claro conflicto de intereses: ¿la vida del pueblo o los intereses de la élite empresarial?
En ese momento trágico de la historia el Cmdt. Daniel había estado al lado del pueblo nicaragüense, siendo el primero en responder a la emergencia mientras el mandatario de derecha hacía oídos sordos. La alcaldesa de entonces, Felicita Zeledón (Q.E.P.D.), carecía de medios y recursos para enfrentar una tragedia de tal magnitud. Clamaba por ayuda, pero su voz era ignorada. No obstante, gracias a su compromiso y amor por su gente, logró que – después de la tragedia- llegara asistencia humanitaria a Posoltega, lo que permitió construir viviendas, restablecer el sistema de agua potable, electrificación y brindar apoyo en la salud mental de los sobrevivientes.
Hoy en día, enfrentar una situación de tal envergadura parece impensable. Gracias a la gestión de nuestro gobierno, contamos con un Plan Nacional de Lucha Contra la Pobreza y Desarrollo Humano (2022-2026), que incluye medidas y estrategias para mitigar, prevenir y proteger a la población ante desastres naturales relacionados con el cambio climático. Este plan promueve la participación activa de autoridades, familias y comunidades, fomentando la concientización en la sociedad nicaragüense.
Estas estrategias se han materializado a través del SINAPRED, que promueve ejercicios nacionales multiamenazas que se realizan en escuelas, universidades, barrios, comunidades, instituciones y hospitales. Asimismo, se evidencia en el continuo esfuerzo de las Alcaldías en todo el país para mantener los cauces y calles limpios de basura, evitando inundaciones y desbordamientos de ríos que puedan afectar a las familias nicaragüenses.
El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional es ejemplo de un modelo socialista, solidario. Comunitario y familiar, que tiene como eje central el bienestar de la sociedad nicaragüense. Este es un Gobierno que piensa en los pobres y trabaja por los pobres.
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