Barricada

La primera de muchas Victorias, a 92 años de haber expulsado al ejército invasor

“Sandino está en la Vida Cotidiana de las Familias nicaragüenses. Es una Luz que nos guía, que nos inspira, que seguimos, como seguimos el Ejemplo Victorioso de todo este Gran Pueblo, que sabe luchar y sabe vencer, y que Vamos Adelante, no lo dudamos, con mucha Fé y Confianza en Dios, y en esa Cultura nuestra que es de Valores, una Cultura de Familia, una Cultura de Comunidad, una Cultura Solidaria, Complementaria, una Cultura Cristiana… Cristiana de Verdad !

[…] Sandino, como Zeledón, como todos los Grandes Próceres de nuestra Patria, está también en cada Héroe nicaragüense. Y este és un País que ha sido regado con tanta Sangre Bendita, Sangre Santa, y ahí está Sandino y está el Ejemplo, y está la Inspiración y esta esa Consigna permanente de saber ir Siempre Más Allá, hacia la Luz, hacia la Vida Verdadera, hacia la Verdad Suprema.”

Compañera Rosario Murillo, 20 de febrero 2024.

Muchos conocen hoy en día, e incluso las películas lo han reflejado, el gran muro en el edificio central de la CIA en Estados Unidos, donde se exhiben varias estrellas. Para el gobierno norteamericano, estas estrellas simbolizan las invasiones y guerras que han librado a lo largo del mundo, donde consideran haber salido victoriosos.

Sin embargo, para aquellos que miran más allá del cine y de la historia contada por los propios yanquis, hay dos espacios en ese muro que representan lo contrario: para el ejército de los EE.UU., estas dos derrotas significan fracasos; pero para el resto del mundo, especialmente para los pueblos oprimidos, son símbolos de victoria. Uno de estos espacios marca la derrota del ejército estadounidense en Vietnam en 1973, y el otro, la derrota humillante del imperialismo en suelo nicaragüense a manos del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSNN) en 1933.

La ocupación yanqui en Nicaragua comenzó en 1912, como parte de su estrategia para evitar la construcción de un canal interoceánico que pudiera competir con el de Panamá. Tras la firma del Tratado Chamorro-Bryan en 1916, Nicaragua se convirtió prácticamente en un protectorado de Estados Unidos.

En octubre de 1926, el General Sandino, acompañado por 29 obreros del Mineral de San Albino, se alzó en armas contra las tropas conservadoras. En diciembre de ese mismo año, el 24 de diciembre, los marines desembarcaron en Puerto Cabezas, y al día siguiente, Sandino consiguió armas y municiones con la ayuda de las mujeres del puerto.

En enero de 1927, las tropas estadounidenses continuaron desembarcando en Corinto. El 4 de mayo de 1927, la oligarquía liberal-conservadora selló su traición al pueblo con el Pacto del Espino Negro, comprometiendo la soberanía del país. Ese mismo día, el General Sandino, en un acto de dignidad nacional, decidió no firmar el pacto e inició una lucha sin cuartel contra la intervención yanqui.

El 2 de septiembre de 1927, el EDSNN fue constituido oficialmente como una fuerza de resistencia radical contra liberales, conservadores y marines estadounidenses. Su estrategia de guerrilla popular, antiintervencionista y antiimperialista, les permitió mantenerse firmes frente a las tropas invasoras, organizándose en columnas guerrilleras.

Ese mismo año, bajo el mandato de Estados Unidos, se creó la Guardia Nacional de Nicaragua, una fuerza destinada a destruir la lucha de Sandino y defender los intereses extranjeros. Similar a las fuerzas de ocupación en Filipinas y la República Dominicana, la Guardia Nacional de Nicaragua fue apoyada por la marina yanqui, que intervino nuevamente a pedido del presidente Adolfo Díaz.

El EDSNN, con una estructura que pasó de un pequeño grupo de patriotas a una fuerza guerrillera de aproximadamente 6,000 combatientes, se destacó por su valentía y determinación. El General Sandino, sin recurrir a manuales militares, enseñó a sus hombres a leer el sol, interpretar los vientos, y usar la naturaleza a su favor, convirtiendo cada árbol, cada pliegue del terreno y cada pantano en un aliado de su lucha.

En julio de 1931, las columnas de combate del EDSNN se convirtieron en las principales fuerzas tácticas de la resistencia. Organizadas por zonas bajo el mando de jefes experimentados, estas columnas se desplegaron con gran efectividad, destacando figuras como los Generales Pedro Altamirano, Carlos Salgado, Pedro Antonio Irías, Juan Gregorio Colindres, José León Díaz, Abraham Rivera, Ismael Peralta y el Coronel Juan Pablo Umanzor.

La crisis económica de 1929 y las derrotas constantes en Nicaragua obligaron a las fuerzas estadounidenses a reconocer que no podrían vencer al “pequeño ejército loco de voluntad de sacrificio”, como lo definió la poetisa chilena Gabriela Mistral.

Entre 1927 y 1933, el EDSNN libró múltiples batallas heroicas como las de El Bramadero, Saraguasca y Las Cruces, alcanzando victorias decisivas frente a las tropas yanquis. En este proceso, muchos patriotas dieron su vida defendiendo la independencia y soberanía de la patria, como el caso de Rufo Marín, quien cayó valientemente en la Batalla de Ocotal en 1928, o el General Miguel Ángel Ortez y Guillén, quien murió en combate en Madriz en 1931.

Soldados del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, internados en las Montañas de las Segovias

Un ejército considerado uno de los más poderosos y mejor armados del mundo, que incluso estrenó su fuerza aérea en Nicaragua, fue derrotado por un grupo de campesinos y obreros mal armados, pero decididos a luchar hasta el último aliento por la soberanía de su nación.

En noviembre de 1932, la marina yanqui vigiló las elecciones en las que fue elegido Juan Bautista Sacasa, quien solicitó la permanencia de las tropas. Sin embargo, Estados Unidos comenzó a retirar su ejército de manera gradual a partir de diciembre de ese mismo año.

El 1 de enero de 1933, la causa sandinista alcanzó su victoria definitiva con la retirada del último contingente norteamericano de Nicaragua. Seis años de lucha heroica, de sacrificio y de resistencia en las montañas, donde el “ejército loco” de campesinos y obreros logró la victoria frente a la mayor potencia imperialista de la época.

¡Honor eterno y gloria inmortal al General Sandino y a todos los valientes hombres y mujeres que, con su coraje y sacrificio, integraron el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua! Su lucha sigue siendo un faro de libertad, resistencia y dignidad para todos los pueblos del mundo.