Barricada

La Batalla de San Jacinto marcó el inicio de la derrota de los filibusteros yanquis

“Este Mes de Septiembre es el Mes de la Patria, porque aquí en Nicaragua se hizo Patria, y ya para estos días se estaban dando los enfrentamientos con el yanqui invasor […] esa fecha histórica de defensa de la Patria, ante un enemigo que era más poderoso en armamento, en experiencia militar, y derrotarlo. Y quedó para la Historia y para vergüenza de los Gobernantes yanquis la derrota que sufrieron en San Jacinto, con el General José Dolores Estrada al frente, y con Andrés lanzando la piedra cuando se le acabaron las municiones; no salió huyendo, sino que tomó las piedras de los cercos de piedra donde estaban atrincherados y las lanzó y logró derribar a más de un yanqui”.

Comandante Daniel, 11 de septiembre de 2023

Con la Batalla de San Jacinto, el 14 de septiembre de 1856, hace 167 años, se demostró que el yanqui no era invencible y que había hombres dispuestos a darlo todo, para defender la soberanía de Nicaragua y Centroamérica. Hoy recordamos el heroísmo del Coronel José Dolores Estrada, del soldado Andrés Castro, de los 60 Indios Flecheros Matagalpa y de los 160 patriotas que, al vencer a los filibusteros, nos dejaron un inmenso legado de valor y dignidad.                             

Antecedentes históricos

En los años posteriores a la independencia de Centroamérica del Reino de España no se pudo forjar un destino común, de paz y unidad, sino por el contrario, surgieron los antagonismos de los criollos, hijos de españoles nacidos en América, herederos de los privilegios de conquistadores y colonizadores.   Unos se alinearon en el partido Conservador y otros en el Liberal, para librar las más fratricidas guerras civiles que desangraron la patria haciendo que fracasara la Federación Centroamericana y propiciara la venida de los filibusteros pocos años después.  La desunión y la rivalidad fueron funestas e impidieron cualquier intento de restaurar la Federación de Estados Centroamericanos.

Los intereses de Estados Unidos e Inglaterra

La invasión e Walker y sus filibusteros, no solo se debió a causas internas en Nicaragua, sino al momento histórico en que Estados Unidos e Inglaterra se disputaban el dominio de las principales rutas del comercio internacional y tenían en sus planes la posibilidad de abrir un canal interoceánico por Centroamérica, donde estaba la llave de los mares.  Inglaterra que había librado dos guerras con Estados Unidos, la de independencia a fines del siglo XVIII y la de 1812-1814, estaba empeñada en conservar sus posesiones en América Central y en el Mar Caribe, para asegurar la construcción del Canal Interoceánico por Nicaragua y Panamá deteniendo la expansión de los Estados Unidos hacia el sur.  Inglaterra creó un imperio marítimo terrestre en Centroamérica, devastando bosques de caoba y madera preciosa, en la Mosquitia de Nicaragua y Honduras, y cerrando a Guatemala la salida natural al Mar Caribe al tomar posesión de Belice, que fue su posesión más preciada.

Por su lado, Estados Unidos necesitaba una vía de comunicación rápida entre Nueva York y el resto del este con California, en el extremo sudoccidental, que solo podría ser a través de Nicaragua o Panamá.  Walker, encarnó las ideas esclavistas de los estados sureños y menospreciando a las poblaciones nativas de Centroamérica, se propuso dominar la región, “todas o ninguna” era su divisa, establecer un estado esclavista importando población negra de Jamaica, confiscación masiva de haciendas y propiedades de los criollos ricos y la imposición del idioma inglés.  Para esto no dudó en asesinar a patriotas nicaragüenses, como el general Ponciano Corral y don Matero Mayorga, masacrando e incendiando ciudades.  Walker, recibió apoyo de sus conciudadanos y del mismo gobierno yanqui; traía oficiales y soldados experimentados, rifles y cañones modernos y abundantes recursos financieros.   Los hombres de negocios financiaron a los aventureros pensando en las ganancias.

Rivalidades entre León y Granada

En Nicaragua, las dos principales ciudades, Granada y León, asentadas alrededor de los dos grandes lagos, albergaban la cuarta parte de la población del país; las dos se profesaban un irracional odio a muerte, producto de una rivalidad localista.  Odio que se avivó con por la persecución por parte de las autoridades realistas a las familias granadinas por su participación en los movimientos independentistas de 1811.  Esta desunión trajo el diluvio para Nicaragua y para Centroamérica cuando a mediados del siglo los liberales trajeron a Walker y sus filibusteros que habían venido mediante contrato en el engañosamente se hicieron pasar como simples colonizadores.  Fue el presidente provisorio Francisco Castellón el que abrió las puertas al filibusterismo al firmar un contrato con Byron Cole a mediados de 1855, para que trajera 200 mercenarios a cambio de 52,000 acres de tierra.   Cole viajaba a Olancho, Honduras, para explorar inversiones en minería, se encontró casualmente con la posibilidad de apropiarse de un país.   Walker, que ya había intentado formar un estado esclavista en Sonora, México, fue contactado por Cole, y junto a William V.  Welles, se embarcaron en una nueva aventura en Nicaragua.  La guerra entre los legitimistas de Granada y los democráticos de León, se extendió de mayo de 1854 a septiembre de 1856.

El Pacto Providencial entre Guatemala, El Salvador y Honduras.

El 18 de julio de 1856, en la ciudad de Guatemala, los ministros plenipotenciarios de Guatemala, El Salvador y Honduras suscribieron una Convención de liga y alianza, reconociendo a Patricio Rivas como presidente de Nicaragua.  El 27 de julio se nombró como General en Jefe del Ejército Aliado al General salvadoreño Ramón Belloso. Los ejércitos de Guatemala y El Salvador arribaron al puerto de El Realejo el 21 de agosto y el 25 entraron en León.

El general legitimista Tomás Martínez llegó a León para negociar con los comisionados del presidente Rivas, con la mediación del general guatemalteco Mariano Paredes y el general Ramón Belloso, firmando un acuerdo de paz el 12 de septiembre de 1856, conocido como el Pacto Providencial.  Con este acuerdo se puso final a la guerra civil y se unieron las fuerzas para enfrentar y derrotar a los filibusteros.

El ejército de Guatemala fue comandado, después de la muerte de Paredes, por el General Víctor Zavala, el de El Salvador por el General Ramón Belloso, el de Honduras por el General Florencio Xatruch, el ejército de Costa Rica operó bajo el mando del General Juan Rafael Mora.  El ejército de Nicaragua estuvo al mando del General Tomás Martínez; y el de Nicaragua por el General Tomás Martínez Guerrero, por los legitimistas, y el General Máximo Jerez Tellería, por los democráticos.

La Guerra Nacional Antifilibustera inicia con el Pacto Providencial del 12 de septiembre y concluye con la capitulación de Walker, el 1 de mayo de 1857.

Los Indios Flecheros de Matagalpa

La Asamblea Nacional de Nicaragua mediante la ley no. 808, ley que declara a los 60 Indios flecheros de Matagalpa, Héroes de la batalla de San Jacinto, que contribuyeron al triunfo de los nicaragüenses contra los filibusteros de Walker. Esta ley fue promulgada el diecinueve de septiembre del año dos mil doce. 

El Ejército del Septentrión estaba conformado por alrededor de 800 soldados de Las Segovias.  Para fortalecerlo el General Tomás Martínez, reclutó soldados en Matagalpa, Jinotega y Metapa.   60 aguerridos flecheros de Yucul se incorporaron al ejército legitimista con el mando del mayor Francisco Sacasa, y caminaron hasta la Tipitapa, llegando a la Hacienda San Jacinto el 11 de septiembre de 1856.   Tres días antes de la histórica batalla que fue clave para el desenlace de la guerra contra William Walker y sus filibusteros. Muchos de ellos cayeron en la batalla, ofrendando su vida por la libertad.  Su memoria por muchos años negada, fue restituida por el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional.

La Batalla de San Jacinto

La Batalla de San Jacinto del 14 de septiembre de 1856, fue el inicio de la derrota de los filibusteros yanquis.   Ese día de gloria, los soldados nicaragüenses, fogueados en la lucha, derrotaron a una fuerza mayor y mejor equipada que tuvo una enorme cantidad de bajas, entre muertos y heridos.

Los jefes filibusteros estaban enterados de la captura de un yanqui por parte de soldados nicaragüenses y ubicaron la Casa Hacienda donde estaban acantonados.  El coronel McDonald y el capitán Jarvis, tomaron la decisión de atacar a los nicaragüenses con una tropa de 40 hombres, siendo rechazados.  En este combate se hicieron 6 bajas a los filibusteros y se capturaron 14 rifles, 4 espadas y 15 bestias.  De la parte nacional cayó el cabo Justo Rocha y fue herido el oficial Carlos Alegría.

Walker ordenó un ataque mayor y organizó una columna que llegó a Tipitapa el 13 de septiembre, aquí se incorporó el coronel Byron Cole, y asumió el mando conjuntamente con Marshal y O´Neal.    Llegaron a San Jacinto al amanecer del día 14.  La primera columna al mando del teniente Robert Milligan, atacó el flanco izquierdo del corral de madera, la segunda dirigida por el mayor O´Neal, avanzó por el frente y la tercera, del capitán Watkins, avanzó en dirección del flanco derecho, en la unión del corral de madera con el corral de piedra.

Los patriotas nicaragüenses esperaron que los enemigos se acercaran para abrir fuego.  El puesto de mando estaba en el centro de la hacienda.  En el flanco derecho se ubicaron las tropas de los tenientes Alejandro Eva, Miguel Vélez y Adán Solís; en el centro la compañía del capitán Francisco Sacasa, y en el flanco izquierdo, el oficial Ignacio Jarquín, apoyado por los oficiales Salvador Bolaños y Venancio Zaragoza.

Las bayonetas, los cuchillos y hasta las piedras cumplieron su papel y los filibusteros fueron derrotados, muertos unos, otros en fuga desesperada.   En la persecución murió Byron Cole, el que suscribió el contrato con Castellón, y logró el apoyo de William Chapman Ralston, fundador del Banco de California para organizar la nefasta aventura.

El 12 de octubre se libró la batalla por Masaya.  Sabiéndose derrotado Walker mandó incendiar la majestuosa ciudad de Granada, la Gran Sultana, donde Henningsen del estado mayor de los filibusteros clavó un letrero que decía “Aquí fue Granada”.  En su retirada los filibusteros fueron derrotados en la batalla de Rivas y el 1 de mayo de 1857 Walker se rindió en San Juan del Sur, con la mediación del comandante Charles Henry Davis, comandante de la corbeta St. Mary´s.   La capitulación de Walker, fue recibido con júbilo en toda Centroamérica, los triunfantes soldados nicaragüenses, guatemaltecos, salvadoreños, hondureños, costarricenses, regresaron a sus lugares de origen donde fueron recibidos con honores.

Fusilamiento del filibustero

William Walker volvió a invadir Centroamérica desembarcando en las costas de Honduras, pero fue perseguido por tierra por tropas hondureñas y por mar por el barco inglés “Icarus”.  Ante el acoso Walker, no tuvo más remedio que rendirse ante el capitán inglés Nowell Salmon, creyendo que por ser yanqui tendría garantías políticas, lo que no sucedió, entregado a las autoridades de Honduras fue fusilado en Trujillo, el 12 de septiembre de 1860.   

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Fuentes consultadas:

Virgilio Rodríguez Beteta.  Trascendencia Nacional e Internacional de la Guerra de Centro América contra Walker y sus filibusteros. Guatemala, 1960.Ministerio de Relaciones Exteriores de la Republica de Nicaragua.  Sesquicentenario de la Guerra Nacional Antifilibustera. 2006.