Barricada

Detalles del Momento: «Donald Trump: El Conquistador»

Por:  Moisés Absalón Pastora

Donald Trump está a pocos días de regresar a la Casa Blanca como un presidente que en su primer mandato llegó alejado de la tradicional política que siempre jugaron los demócratas y los republicanos, que perdió señalando haber sido víctima de un fraude electoral por lo que casi lo sacan del pelo ante la posición obvia de no entregar un poder que pretendió retener con una asonada dirigida personalmente por él contra el mismo capitolio y ahora vuelve en medio de un mundo convulso, que incendiado por todo inquilino que ha llegado a la Casa Blanca, percibe claramente que quien está a punto de sentarse en la oficina oval es un conquistador bipolar que dijo una cosa ayer abrazando el olivo de la paz y como nadie le compró la especie entonces sacó la espada y ahora se nos pinta como un geófago que tiene las alarmas y los odios en su contra encendidos.

Donald Trump es un tipo independiente que dice no le debe favores a nadie. y que ha financiado sus propias campañas. Se encogió de hombros cuando el emblemático liderazgo del partido republicano le dio la espalda por sus propuestas locas en el plano internacional, por el mal trato de este hacia las mujeres, por su discurso racista y anti emigrante, por nacionalismo exacerbado que alentó a la población anglosajona a imponer un súper imperio blanco que políticamente está ya profundamente cuestionado en su sistema “democrático” y porque además de lo anteriormente expuesto todos los Presidente de los Estados Unidos son designados por un colegio electoral que hizo a un lado los más de tres millones de votos que obtuvo la candidata demócrata Hilary Clipton cuando se enfrentó al magnate en la ruta del primer mandato que obtuvo para el periodo 2017-2021 y que lo convirtió en el  45º Presidente de los Estados Unidos y preparándose ya para asumir el próximo 20 de enero como el número 47 desde la toma la toma de posesión de George Washington en 1789 que fue el primero.

Para los que desde nuestro hemisferio se hagan vanas ilusiones de lo que Donald Trump tenga en agenda debo decir que hasta hoy ningún presidente de los Estados Unidos ha querido interesarse por acompañar en su andar a una América Latina que ha realizado y celebrado sus logros desde el bordado de su propio ingenio. Es más, los presidentes que antecedieron a Donald Trump y el mismo Trump en su primer mandato lo más cercano que hicieron con nuestros países fue visitarnos, pero con las manos vacías, pero con el interés de regresarse con las bolsas llenas.

En este caso Trump en una de sus tantas mentiras dijo en su oportunidad que abogaría por una política de no intervención sobre otras naciones, pero ese ofrecimiento se distanció cuando de su propia boca salieron ofensas irrepetibles de quien no parece saber el tamaño de su investidura y por ello nos llamó naciones de “mierda” que por ser pequeñas cree que no sabemos de honor, de dignidad y de respeto.

Esa bandera de barras y estrellas que caracterizó a esa gran potencia ahora cualquiera la manosea porque es lo que sus presidentes y su sistema propiciaron. Los coreanos de Pyongyang se ríen del inquilino de la Casa Blanca; Europa ve por debajo del hombro al gerente de la oficina Oval y será peor ahora que sus aliados en el viejo continente están que echan fuego porque se “descubren” utilizados y para remate ahora amenazados; los africanos lo ven con indignación y para américa latina, ofendida y maltratada por este tipo, es como si no existe porque hasta naciones como Nicaragua ha recibido de ellos intervenciones, invasiones, dictaduras y asesinatos que nos han lastimado absolutamente a lo largo de la historia y a pesar de ello el imperio en sus expresiones de poder continua en las mismas sin poner detentes a las agresiones contra Cuba, Venezuela y nuestra amada Nicaragua que tiene más que nadie razones morales para decirle a Donald Trump en su retorno al poder que no somos menos que Estados Unidos porque aquí sí decide el nicaragüense. 
Donald Trump en su primer periodo torpedeó el acuerdo global para que su país se insertara en una estrategia para el cambio climático; decidió por sí y ante sí trasladar a Jerusalén su embajada reconociéndola como capital de Israel lo que no fue aceptado por el mundo y como en la ONU el rechazo fue reafirmado entonces amenazó con retirarle la cuota financiera como igual lo ha hecho con la Organización de Estados Americanos por aquello de que estás conmigo o estás contra mí.

Donald Trump se excluyó de la comisión interamericana de los derechos humanos de las naciones unidas; Donald Trump amenazó a los jueces de la Haya porque estos pedían colaboración de Estados Unidos para averiguar sobre el genocidio que cometieron en Afganistán y suspendió en el contexto pandémico del Covid-19 la cuota que concedía a la OMS y es el mismo que seguirá demencialmente obsesionado con Cuba, Venezuela y Nicaragua sobre las que intervino y agredió descaradamente.

Donald Trump está obsesionado con continuar levantando su propia muralla mientras en Europa todos los días se celebra la caída del Muro de Berlín; Donald Trump avivó el racismo en su país a través de una persecución hitleriana contra los musulmanes, los afroamericanos y los latinos al extremo del renacimiento del ku klux klan que ya se lanzó abiertamente contra aquellos que no son anglosajones.

Donald Trump se convirtió en un presidente que mantuvo una relación fatal contra los medios de comunicación a los que enfrentaba desde su cuenta personal en “X”, antes Twitter y desde donde sacaba su caja de lustrar con frases impropias de la investidura que tiene.

Pienso que está arista exacerbada de Donald Trump contra los medios de comunicación está pintada cuando el mercenario de Jorge Ramos, ya fuera del radar mediático, fue sacado de la corbata de una conferencia cuando el magnate era apenas candidato.

Hoy sin embargo nos toca, a cinco días de que este loco vuelva al poder, el 20 de enero, el próximo sábado, hablar en presente y de alguien que en sus delirantes sueños de conquista advierte que utilizará la fuerza militar para apropiarse de Groenlandia, amenazar a Europa, agenciarse Canadá, retomar el Canal de Panamá, cambiarle el nombre al Golfo de México para llamarle Golfo de América, mientras ya desde el poder no se le ocurran otras cosas más.

Este tipo ha vuelto a sus andadas, pero ahora más incoherentemente porque quiso entusiasmar con el cuento de ser un pacificador que en un mes arreglaría la guerra de Estados Unidos contra Rusia, declarada y lanzada, a través de los perros de pelea en la OTAN que ahora pretenden tomar sus propias decisiones, además de jactarse que en su primer periodo por primera vez su país no invadió a nadie, pero para qué si el tesoro y el presupuesto del imperio pagó siempre mercenarios para que lo hicieran y no arriesgar así a sus propios soldados.

Vuelve al poder quien en su primera administración no escatimó insultos ni ofensa ni vulgaridades irrepetibles para amenazar a países vecinos y viejos aliados de Estados Unidos y ahora hiperbólicamente multiplica los exabruptos que lo repintan como juez y amo del mundo listo a sentenciar la guillotina contra cualquier valiente que resista, cuestione o vaya en contra de sus dictados de emperador y ahora conquistador. 

Indudablemente a Donal Trump lo caracteriza ser un empresario y magnate, que se le ocurrió meterse en política, lo que lo hace más peligroso dado su desequilibrio mental, pero además lo acentúa la capacidad mediática e histriónica que tiene y que lo identifica, como lo que es, un Showman que no le permite conectar el la lengua con el cerebro lo que es un aspecto pandémico en la sociedad norteamericana, incluso en latinoamericanos que excluidos por ser estorbo para los anglosajones, llegaron a votar no solo por este tipo sino que lo ven como el héroe que terminará por deportarlos a patadas.

No hay duda Donald Trump llega a la Casa Blanca en su segundo mandato con un poder super potenciado y ahora con el Partido Republicano detrás de él totalmente vencido a sus apetitos de conquista que van entre un proteccionismo que para su agónica economía puede resultar una medicina más letal que su enfermedad y la demencial idea de un colonialismo que retorna al pasado fundacional del imperio a partir de este 20 de enero próximo que no será otra cosa que gasolina de alto octanaje sobre la hoguera de una guerra que ya no es fría sino que está congelada con la diferencia de que hoy el imperio tiene una resistencia planetaria que cuidado puede resultar siendo su propia tumba. 

En el imaginario nacional populista que agita Trump hay espacio para un agresivo proteccionismo (contraviniendo los principios liberales de los mercados abiertos y competitivos), y una ambición colonialista que pretende revivir tiempos pasados. Ya en 2019 manifestó su deseo de querer comprar Groenlandia y en ese entonces los habitantes de la mayor isla del mundo y el gobierno danés (Groenlandia es un territorito autónomo de Dinamarca) le comunicaron que no estaban interesados en su oferta. Había un antecedente: en plena Guerra Fría, la administración de Harry Truman en 1946 ofreció 100 millones de dólares por tan codiciada tierra debido a sus ricos recursos naturales y su estratégica situación geopolítica.

Donald Trump quisiera estar por encima de China y Rusia, donde hay líderes,  Xi Jinping y Vladímir Putin, que curiosamente el propio magnate ha dicho que admira con el pretendido de estar al nivel de quienes son ahora los impulsores de un mundo multi polar, sin embargo nunca serán lo mismo porque si el cuento es de que si “aquellos sí y yo no”, entonces ubiquemos porque mientras Trump quiere agenciarse más espacio vital, lo de China con Taiwán y lo de Rusia con Ucrania, es en el último de los casos recuperar lo que siempre fue territorialmente de ellos y que el imperio les quitó a través de terceros.    

Hoy Unión Europea repudia las amenazas de Trump; Canadá, rechaza la anexión y quien llegue tras la caída Justin Trudeau, deberá lidiar con la “guerra” de tarifas arancelarias que el 47 pretende imponer y que encarecerán los productos importados a Estados Unidos; En México rechazan con fuerza sus estupideces y así la presidente, Claudia Sheinbaum, con esa fuerza que le caracteriza respondió con un rotundo ¡NO! A las pretensiones del “pelo de maíz”, mostrado con mucho sabor y sarcasmo, a las pretensiones del “pelo de maíz” de cambiar el nombre del Golfo de México por el “Golfo de América”, un mapa de 1607, en el que el territorio estadounidense entonces era denominado por los Mexican America y por si fuera poco, el gobierno Panameño, aunque sin la fuerza que exigen los cojones, a ubicó al magnate que quiere recuperar el control del Canal de Panamá, alegando que los chinos, y no los panameños, son los dueños “de facto” de una infraestructura cuyo control y gestión Washington devolvió al país canalero hace décadas.

El hecho amigos es que Donald Trump que el próximo 20 de enero retoma el poder en Estados Unidos, como presidente de la “locura y pesadilla americana” es un loco que va a representar y muy apropiadamente a la decadente e inmoral sociedad imperial y lo digo porque y lo de la locura del magnate se quedó lejos pues debemos referirnos que el próximo jefe de la oficina oval de la Casa Blanca es un delincuente, un criminal, sentenciado, un convicto que curiosamente, a pesar de, asumirá como el próximo emperador de un país que proclama hipócritamente ser lo mejor del planeta.

Tras un largo proceso donde el poder económico ni las influencias del magnate pudieron hacer absolutamente nada el viernes pasado, a diez días de la juramentación que se le hará como 47 presidente de los Estados Unidos, un jurado popular declaró culpable de 34 delitos a Donald Trump, lo que lo convierte en el primer presidente o expresidente de Estados Unidos en ser condenado en un juicio penal.

Donald Trump de 77 años fue juzgado por un pago que realizó a la actriz de cine para adultos Stormy Daniels antes de las elecciones presidenciales de 2016 para que esta no revelara los detalles de un encuentro sexual entre ambos. Stormy Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, aseguró que tuvo relaciones sexuales con Trump en 2006 -algo que él siempre negó- y que, a cambio de mantener ese encuentro en privado, recibió un pago antes de las elecciones presidenciales de 2016. El jurado consideró probadas «más allá de toda duda razonable» las acusaciones de la Fiscalía. Nunca antes de Trump ha sido condenado en un caso penal una persona que haya ocupado la presidencia de Estados Unidos.

A diferencia de los juicios civiles con los que ha lidiado en los últimos meses, en los que su presencia no era estrictamente obligatoria, Trump tuvo que asistir a todas las sesiones del juicio penal. De no haberlo hecho, podría haberse emitido una orden de arresto en su contra.

Lo increíble sin embargo es que míster Trump, al que ahora y con mucha propiedad podremos llamar el criminal y convicto Presidente de los Estados de Norteamérica no recibió sentencia penitenciaria ni multa alguna, pero asumirá la presidencia de manos de otro señor que no sabe cómo se llama, al que identificamos como el criminal Joe Biden, por la guerra que financió de la OTAN contra Rusia y del genocidio del sionismo israelí contra el pueblo Palestino y quien en el ocaso de su mandato indultó a su propio hijo por delitos por los cuales había sido condenado.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA Y QUE DIOS SALVE A ESTADOS UNIDOS.