Por: Moisés Absalón Pastora
No pocas veces hemos tenido tiempos malos en Nicaragua, pero ninguno de esos tiempos se estacionó permanentemente y de cada uno de ellos fuimos capaces de aprender y sobre todo de enmendar para no repetir. Los que no lo hicieron así se condenaron irremisiblemente al fracaso o a la exclusión porque al final la naturaleza humana margina la torpeza, castiga la necedad y la insensatez.
Otra forma de ver las cosas, habiendo sufrido tanto los nicaragüenses a lo largo de nuestra historia, marcada por tantas tristezas que al final fueron las que nos maduraron en la sabiduría, aprendimos a no seguir perdiendo el tiempo, a apartarnos y apartar a esos que viven en guerra con ellos mismos, en su propio infierno, en esa maldad que es solo propia de infelices, frustrados, mediocres y envidiosos que nunca supieron lo que es la vida y menos lo que es vivir ni por ellos mismos porque su hacer es fastidiar la vida de los demás.
Esos de los que hablo son famosos, están calados en nuestras memorias y son tan visibles que seguramente los recordaremos hasta el último día de la vida, no solo por lo que fueron capaces de hacer, sino por lo que siguen haciendo, por la irrenunciable conducta, de ser reincidentes consuetudinarios y conspicuos sacerdotes de todo lo que pueda representar el sentido contrario de nobleza.
Allá en gringolandia hay malvados que relinchan entusiasmados porque el fascismo acaba de asumir un segundo mandato y desde el primer día el sumo pontífice, Donald Trump, firmó cualquier cantidad de órdenes y decretos como por ejemplo la orden ejecutiva para retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS); la orden ejecutiva que revoca la ciudadanía por derecho de nacimiento para los hijos de inmigrantes ilegales; La suspensión de toda ayuda estadounidense a naciones extranjeras por un período de 90 días; El retiro del Acuerdo Climático de París; Una emergencia nacional en la frontera entre Estados Unidos y México, a la que enviará tropas para ayudar a los agentes de inmigración y restringir a los refugiados y el asilo; la orden para cambiar el nombre del Golfo de México, convirtiéndolo en el Golfo de América; ha revocado una orden ejecutiva emitida por el expresidente Biden por la que se levantaba la designación estadounidense de Cuba como estado patrocinador del terrorismo; La orden ejecutiva sobre la pena de muerte, mediante la cual ordena al fiscal general que «tome todas las medidas necesarias y legales» para garantizar que los estados tengan suficientes medicamentos de inyección letal para llevar a cabo las ejecuciones; revocó varias órdenes de inmigración de la presidencia de Biden, incluida una que limitaba las prioridades de deportación a las personas que cometen delitos graves, son consideradas amenazas para la seguridad nacional o fueron detenidas en la frontera y así otros aspectos que veremos más adelante si es más pellejo que carne, pero que tienen envalentonados al club de los fracasados mercenarios y terroristas sin patria que algún día equivocadamente nacieron aquí y que creen que con la llegada de Trump otra vez a la Casa Blanca la van a volver a hacer, así como en el 2018 y que aquí todos estamos acalambrados porque el “peloemaíz” está de vuelta.
Todos esos que habitan puchilandia están caracterizados por un enorme vacío craneal. Siete años después que fracasaron en su intentona golpista, que asesinaron, torturaron y desaparecieron a personas inocentes que hasta fueron quemadas vivas y que casi, casi quiebran la economía generando la pérdida de las de 280 mil empleos, siguen haciendo esfuerzos notables por hacerse odiar, por merecer legítimamente el desprecio de un pueblo que los quiere, pero lejos, muy lejos de aquí.
En su oportunidad la Co-presidente Rosario Murillo Zambrana se refirió a “los terroristas y mercenarios sin patria” para plantearnos el verbo y la esencia del cristianismo y recordarnos que Jesús de Nazaret nunca nos dijo “Destrúyanse los unos a los otros”, “Ódiense los unos a los otros” y si esto es así no podemos, de ninguna manera, reconocer ningún discurso de odio, que cargado de infinita crueldad, tiene por origen demonios que se proclaman protegidos o representantes de Dios y esto tiene un gran peso porque muchos de estos están expatriados, no por tener sotana o ser profesionales de la fe, sino por ser igualmente terroristas a los que un día, metafóricamente Edén Pastora Gómez, nuestro Comandante Cero, les decía que a las sotanas también le entraban las balas y solo para advertir que los obispos, los monseñores, los sacerdotes, curas o sacristanes también estaban al alcance de la justicia. Por supuesto que Edén Pastora con su característico lenguaje mostraba un lápiz que resultó ser un cañón, tal es el lenguaje de la justicia, que aplica la ley dentro de un estado de derecho, que al final debes entender que es dura, pero es la ley.
Por supuesto que los “terroristas sin patria” en su caracterizada actitud de dar coces contra el aguijón, de nadar contra corriente o ser conspicuos del cinismo dirán que los que odiamos somos nosotros, los nicaragüenses que tenemos patria, pero esos que estamos aquí no fuimos los que asesinamos policías, ni torturamos, ni quemamos instituciones, ni trancamos al país, ni destruimos centros de salud, ni universidades, ni clínicas, ni saqueamos alcaldías, tampoco nos trajimos en su momento la economía al suelo para ejecutar un golpe de estado financiado por el imperio, por el mismo Donald Trump que se estaba instalando por primera vez en la Casa Blanca y no pudo contra nuestra razón.
Todos los seres humanos nacimos con el libre albedrio que nos concedió Dios y si los nicaragüenses, hablo de la inmensa mayoría, hubiésemos querido que Daniel Ortega, Rosario Murillo y el Frente Sandinista de Liberación Nacional cayeran del poder en aquel criminal 2018 se hubieran caído, pero sucede que en nuestro libre albedrío, el mismo que también tuvo el ahora “mercenario y terrorista sin patria”, nosotros, contrario a los que seguirán hablando boberías desde afuera, decidimos por la paz de Dios, decidimos por la verdad, decidimos por el bien común, decidimos por la vida, decidimos por el amor, decidimos por seguir creciendo, por seguir desarrollándonos y por seguir construyendo esta nación que es de quienes la amamos porque es de todos aquellos que nos sentimos orgullosos de ser nicaragüenses y de ahí que el camino sea para nosotros el del bien, el del cariño y el de la solidaridad y no la maldad, la grosería, la crueldad y la destrucción que se vuelve más condenable e imperdonable cuando se ejecuta para congraciarse con el enemigo de la patria, con aquel que les ofreció un poder inmerecido que jamás tendrían por elecciones y que pretendieron asaltar solo para el beneficio personal de una pacotilla de delincuentes.
La Co-presidenta Rosario Murillo refirió a comienzos del 2024 que el libre albedrio es una ley universal que nos envuelve a todos en la determinación personal de escoger los caminos por los que andamos dando y recibiendo y de ahí que si damos mal no podemos recibir bien porque uno cosecha lo que siembra y así si ofreces vientos recibirás tempestades y si lanzas piedras no esperes caramelos porque toda acción genera una reacción y por eso mientras los “mercenarios y terroristas sin patria” siembran violencia, lo que los condena a vivir en el infierno que habitan, nosotros aquí en Nicaragua, nuestra patria, cosechamos paz porque hemos hecho de la tierra un campo fértil para la vida y no un depósito mortuorio destinado a ser un cementerio.
¿Tenemos interés en hacer el bien? Sí, pero sin mirar a quien y sin pretender retribuciones porque la bendición que viene de regreso llega de cualquier parte y de todas partes porque lo que nos retorna es un efecto originado en el espíritu sensato y sensible de encontrar en la solidaridad humana y en el bien común la salida a nuestro gran problema que es la pobreza a la que otra vez la perversidad nos pretendió llevar en el 2018.
Fuimos golpeados una y otra vez por el ahora “mercenario y terrorista sin patria” y entonces cuando después de poner una y otra vez la mejía, setecientas veces mil, lo que fue una muestra extrema e inmaculada de tolerancia y paciencia como dice la Co-presidenta les llegó las amargas porque una inmensa mayoría no podía seguir secuestrada por una ínfima minoría de indeseables que claramente pretendían la destrucción del país y que por supuesto no les debería extrañar que pasen por lo que hoy están pasando porque no fueron capaces de entender que de la misma manera que el bien se paga con el bien y el amor con el amor, de la misma manera, el odio, la crueldad, la mala voluntad también tienen que pagar, primero por la ley de una nación que no tiene espacios para el caos, la anarquía o la sedición y por la ley divina que escrita por la mano de Dios te dice; “AMARAS A DIOS POR ENCIMA DE TODAS LAS COSAS” y ellos decidieron amar al diablo; “NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO” y aquí hubieron sotanudos que en su nombre bendijeron el crimen; “SANTIFICARAS LAS FIESTAS”, pero aquí el terrorista sin patria hizo una orgía de sangre para celebrar sus pretensiones de asaltar el poder.
La ley de Dios dice; “HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE” y aquí los bárbaros deshonraron a sus progenitores y principalmente a la tierra que por equivocación los vio nacer; “NO MATARAS” y nos asesinaron y nos desaparecieron; “NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS” y muchos de los que se pusieron al frente lo hicieron para imponer a posteriori leyes anti naturas para legalizar la inmoralidad; “NO ROBARAS” y saquearon y robaron todo lo que quisieron; “NO DARÁS FALSO TESTIMONIO NI MENTIRÁS” y ellos ofendieron a la verdad, maquinaron para imponer una Nicaragua falsa que nada tiene que ver con nuestra realidad; “NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS”, pero ellos fueron concupiscentes atraídos por el apetito desordenado de los placeres deshonestos el de ellos con ellos y ellas con ellas en plaza pública; “NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS”, pero ellos codiciaron todo y no solo la mujer del prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, sino que además hasta la vida de quienes no pensábamos igual que ellos a los que como Bismark Martinez tuvieron por pecado cargar orgullosamente en su cartera un carnet de sandinista.
Un refresco de lo que somos y de lo que representa nuestra identidad cristiana es que siempre nos amparamos ante Dios y como recuerda la Co-presidenta, desde lo que es nuestra tradición familiar siempre decimos vivir de acuerdo a la voluntad de Dios y cualquier deseo lo coronamos con un “si Dios quiere” o “si Dios lo permite” porque si efectivamente la vida es nacer hoy y morir mañana y no sabemos si en el siguiente minuto en nuestra sanidad pasamos a otro plano de vida, pues lo íntimo y nacido del alma es ponernos en las manos siempre del Creador porque esa voluntad es solo de Dios vivir, caminar, avanzar.
Al “mercenario y terrorista sin patria” le molesta, le estalla en los oídos, escuchar que los que estamos de este lado de la historia, construyendo Nicaragua, invoquemos o nos encomendemos siempre a Dios porque en su conspicua ignorancia considera que la izquierda está reñida con el cristianismo y es imposible para el entender que el más grande revolucionario y luchador social del planeta es Jesús de Nazaret, el Dios hecho hombre que nos habló de la paz, del amor, de la fraternidad, de la solidaridad que tenemos aquí.
Es claro que ya hemos avanzado sobre aquellos eventos trágicos y sangrientos del 2018, lo que no significa que se puedan olvidar, pero ir hacia delante, vencer a las serpientes que el imperio nos ha lanzado en el camino, decidir no ver atrás para no cometer el error de no identificar quien te podía meter el puñal, a pesar de tenerlo descaradamente en las manos, demuestra solo, como lo dice la segunda al mando, cómo estamos de fortalecidos en fe, conciencia y esperanza, y cómo estamos bendecidos y guiados por la mano del omnipotente, que es el único que puede decidir.
Pensar que Dios está con nosotros o que está con uno lo hacen lo más perversos que se persignan para matar o asaltar a su próximo, pero es solo un decir. Tenerlo es otra cosa, es obrar en silencio, es hacer sin prometer, es construir, es desarrollar, es ser la solución de un propósito anhelado por las mayorías y el que es malo, que por maldad piensa y actúa, no puede ofrecer su corazón como habitación de Dios, aunque vaya a misa, al culto, a la congregación, al salón del reino, a donde se le ocurra o se coma mil toneladas de Biblias, porque si hay algo que no podemos discutir es que quien es malo, es malo.
Ese “terrorista sin patria” tan malo y diabólico, de ninguna manera puede merecer de nuestra parte la menor tolerancia para él porque como dijo un escritor alemán, Tomas Mann, “la tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad”.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA