Por: Profesor Harold Delgado
Hablar del Guadalupano, es escuchar el canto de los pájaros y el trino de las aves que buscan anidar en un árbol de luz, con soles invencibles y mil primaveras de olores infinitos…
Se ha marchado es voz de timbre alto, como alto valor imprimía cada nota, cada verso cada flor, cada llanto, cada lágrima, cada dolor de pueblo en llamas, quemando la injusticia naciendo Revolución.
En el catálogo musical nicaragüense, tiene un lugar cimero, en el canto a su Patria a su Revolución, tendrá ese nido que alberga los corazones libertarios y las milpas de mil generaciones que cantarán con voz de cambio, su alegría, su victoria y su paz.
Tu León celebrará tu vida, tu obra, tu risa, tu legado inmortal y esa costumbre siempre viva de decir soy sandinista hoy mañana y siempre, llenando las conciencias y corazones de esa armonía tan rara, como la ausencia que hoy nos mutila el sentido de llorar, sino que nos reclama cantar, cantar y cantar, a la llama siempre viva y vibrante de la Revolución.
Las guitarras suenan hoy más claras, tu canto revolucionario alienta cada paso, cada victoria, cada sueño, nuestra realidad…
El escenario tiene hoy tu luz, tus letras, tus risas, cada nota, cada verso, que grita y se agita con palmas, con vivas, con sabor original de tu esencia de trovador.
Hasta Siempre, trovador, hasta siempre compañero, gracias por cada canción que convertiste en nuestro pan.