Barricada

Amanda Aguilar: dignidad, firmeza y heroísmo

«Una mujer humilde, una expresión de lo que es la sensibilidad, el compromiso, el valor, la fortaleza espiritual de la mujer nicaragüense, que se entregó con toda su familia a la lucha por la liberación, allá en esas montañas, en momentos donde solo el hecho de demandar un salario justo era exponerse a la muerte. Y se comprometió a esa lucha con el pueblo, con el Frente, con Sandino, con Darío, con Andrés Castro […]»

 Comandante Daniel Ortega Saavedra,

14 de febrero 2007

Petrona Hernández López, más conocida como “Amanda Aguilar”, su seudónimo de guerrillera, nació el 3 de mayo de 1890, en la comunidad El Carmen, La Dalia, Matagalpa.

A la edad de 72 años, Amanda Aguilar ingresó al Sindicato Agrícola en El Bijagüe Norte, junto con sus hijos, quienes posteriormente se integraron al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y a las columnas guerrilleras.

Dos de sus hermanos, Juan y Esteban Hernández, tras la fundación del FSLN, apoyaron a destacados jefes guerrilleros como Carlos Fonseca, Víctor Tirado, Edén Pastora, Henry Ruiz «Modesto» y Germán Pomares «El Danto», contribuyendo a la lucha por la liberación de Nicaragua. Posteriormente sus hermanos fueron secuestrados y montados en un avión, donde no se tuvo más información de ellos.

En 1968, un brutal operativo de la Guardia Nacional arrasó con las viviendas de su comunidad, obligando a mujeres y niños a huir hacia el campamento guerrillero de Zinica, en el norte del país. Sin embargo, la ubicación del campamento fue descubierta cerca de Santa María de Tasuá, en la región de Bocay, y Amanda Aguilar, junto a otras 18 mujeres, fue capturada mientras intentaban escapar. Trasladadas al Cuá, a 162 kilómetros al noreste de Managua, fueron sometidas a crueles torturas y abusos. Angelina Díaz Aguilar, nuera de Amanda, relató que las prisioneras fueron amenazadas de muerte y muchas de ellas, como Cándida Martínez y Matilde «La Martina», sufrieron violencia sexual. Amanda Aguilar fue colaboradora del General Augusto C. Sandino.

Durante sus honras fúnebres, el Comandante Tomás Borge la recordó como «Madre de la Revolución Sandinista» y expresó: «Cada vez que cae un militante ejemplar, todos nos sentimos como amigos y hermanos de esa persona que hemos perdido».

Fiel a su compromiso con la Patria, Amanda Aguilar, como el General Sandino, no pidió ni un palmo de tierra para su sepultura. Hoy, su legado de lucha y resistencia sigue iluminando el camino de las nuevas generaciones de nicaragüenses comprometidos con la Revolución y la justicia social.

Un legado inspirador

El 14 de febrero de 2007, a la edad de 116 años, falleció la heroína matagalpina Amanda Aguilar, cuyo nombre verdadero era Petrona Hernández. Su vida estuvo marcada por una entrega inquebrantable a la lucha por la justicia y la liberación de Nicaragua, acompañando con toda su familia a la guerrilla sandinista en las montañas del Norte.

Aquel día, la Secretaría General del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) emitió un comunicado en el que la declaraba «Heroína de la Resistencia Popular Campesina», y transmitía «las condolencias de su Secretario General, el Comandante Daniel Ortega, y de los militantes sandinistas a la familia campesina nicaragüense, y a los familiares de doña Petrona, Heroica Mujer del Cuá».

Como reconocimiento a su inquebrantable lucha, la tarde de su fallecimiento, en el Instituto de la Mujer, el Comandante Daniel Ortega le impuso póstumamente la Orden Augusto C. Sandino en el Grado Batalla de San Jacinto, destacando que Amanda Aguilar fue «una humilde y extraordinaria mujer, digna exponente del Amor, la bravura y el heroísmo cotidiano de las mujeres de nuestra Patria Libre».

Finalmente, sus restos fueron trasladados a Rancho Grande, donde reposa junto a sus familiares, muchos de ellos víctimas de la injusticia que imperó en Nicaragua durante los 45 años de dictadura somocista.

El comunicado oficial del FSLN concluyó resaltando que: «El Frente Sandinista, al despedir a Amanda Aguilar, reconoce y valora su ejemplo, y su aporte indiscutible a la historia y a la libertad».

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