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Avícola Báez: Un legado familiar que impulsa el desarrollo avícola en La Concepción

En el municipio de La Concepción, Masaya, la familia Báez Aburto ha convertido su pasión por la avicultura en un legado generacional que impacta positivamente a la comunidad y al desarrollo económico de la región. Desde sus humildes inicios en el año 2000, este emprendimiento avícola ha crecido y prosperado, simbolizando la importancia de transmitir conocimientos y valores de generación en generación.

Don Álvaro Báez, fundador de la Avícola Báez, comenzó con apenas 275 gallinas ponedoras y, gracias a su esfuerzo y dedicación, logró expandir la producción a más de 10 mil aves. “Este emprendimiento no es solo mío, es de mi familia. Empezamos pequeños y hemos crecido juntos. Ahora mi misión es compartir lo que sé con mis hijos,” comenta don Álvaro, quien ha dedicado años a perfeccionar el arte de la producción avícola.

El traspaso generacional es evidente en la pasión y compromiso de Alan y Jorge, hijos de don Álvaro, quienes no solo están aprendiendo de su padre, sino que también están aportando ideas frescas para fortalecer el negocio familiar. Mientras estudian carreras relacionadas con la agricultura, ambos jóvenes trabajan codo a codo con su padre en la granja, absorbiendo cada detalle del proceso productivo. “Estamos aprendiendo todo poco a poco. Mi papá nos enseña con paciencia, y nosotros queremos honrar su esfuerzo manteniendo viva esta tradición,” comenta Alan.

La familia Báez no solo produce huevos de alta calidad, sino que también se compromete con su comunidad al ofrecerlos a precios accesibles. “Aquí en La Concepción es común que las familias coman huevo todos los días. Nosotros queremos ser parte de esa tradición y aportar con precios que beneficien a todos,” menciona Jorge, quien destaca cómo la familia se esfuerza por garantizar que todos tengan acceso a este producto básico.

El impacto de este legado va más allá de la producción diaria, que alcanza cerca de 9 mil cajillas mensuales. La familia trabaja bajo estrictos estándares de calidad, supervisados por el Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria (IPSA), y utiliza el conocimiento adquirido para innovar y mejorar continuamente. Alan explica: “Cada etapa del proceso, desde criar a las gallinas hasta seleccionar los huevos, requiere cuidado y dedicación. Esto no solo es un negocio, es una forma de vida que nuestra familia lleva con orgullo.”

El ejemplo de la familia Báez Aburto muestra cómo un emprendimiento puede trascender generaciones y convertirse en un motor de desarrollo económico y social. En La Concepción, su historia simboliza la importancia de preservar el conocimiento y los valores familiares, demostrando que el trabajo conjunto puede transformar vidas y fortalecer comunidades enteras. Este legado avícola, que une tradición y futuro, inspira a todos los que sueñan con dejar una huella positiva en el mundo.

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